La creación de esta asociación, una de las más destacadas en un momento en el que las agrupaciones de artistas eran tan numerosas como fugaces, respondía a la iniciativa esencial de Sameer Makarius, un inquieto fotógrafo y pintor argentino cuya biografía coincide con las características del propio siglo que le tocó vivir y que es casi una novela.
Makarius, junto con Max Jacoby, otro huido del continente en ruinas, impulsaron la creación del Grupo Forum en un momento en el que Argentina, receptora de artistas y abierta a las tendencias y lenguajes, conocía una actividad artística extraordinaria. A su alrededor se agruparon otros inquietos fotógrafos locales y extranjeros que, de manera efímera y por medio de varias exposiciones bonaerenses, dieron a conocer sus trabajos.
Los miembros del Grupo Forum a lo largo de su existencia entre 1956 a 1960 fueron Sameer Makarius, Max Jacoby, Pinélides A. Fusco, José Costa, Julio Maubecin, Juan Enrique Bechis, Rodolfo A. Ostermann, Humberto Rivas y Lisl Steiner. Una nómina que comparten los principios de la Fotografía Subjetiva que Otto Steinert había impulsado a comienzos de la década y que perseguía consolidar la condición artística del medio y del fotógrafo, al tiempo que superar la dependencia del fotoperiodismo y de la fotografía documental.
En cierto sentido, y de acuerdo con las propuestas de fotógrafos de la Bauhaus como Moholy Nagy, suponía una recuperación del lenguaje de la vanguardia tras el paréntesis de la Segunda Guerra Mundial.
Los intereses del grupo
Las 14 fotografías expuestas –todas originales de época– son obra de Sameer Makarius, José Costa, Julio Maubecin, Juan Enrique Bechis y Rodolfo A. Ostermann y fueron realizadas durante los años en los que estuvieron activos como miembros del Grupo Forum.
Esta serie de fotografías permite hacerse una idea de cuáles eran los intereses del grupo, de su lenguaje común y de los temas que predominaban en sus obras, en su mayoría coincidentes con los criterios proclamados por la Fotografía Subjetiva que reivindicaban.
En todas ellas hay una tendencia a distanciarse de la realidad del objeto y a su descontextualización mediante enfoques más o menos insólitos y perspectivas arriesgadas, pero siempre originales como expresión de la creatividad que reclamaban.
Algunos, partícipes del interés por la abstracción generalizado en la época, y no sólo en Argentina, dieron un paso algo más atrevido al aislar la imagen en un proceso creativo realizado a través del visor y del que forma parte esencial la luz y la forma. No obstante, la influencia de la Nueva Visión y de los temas urbanos, arquitectónicos e industriales que tanto interesaban en los años de la vanguardia también están presentes.