El CA2M, Centro de Arte Dos de Mayo [1] (Móstoles, Madrid), presenta la última exposición del artista turco Halil Altındere (Mardin, 1971), un proyecto que reúne más de veinte obras entre vídeos, fotografías, pinturas y esculturas. Altındere analiza la realidad de su país al subrayar las tensiones que generan los binomios de tradición y modernidad, nación e identidad y sociedad y gobierno. Al mismo tiempo presta atención a las nociones de comunidad y control, indagando en la naturaleza del poder.
Esta muestra, que coincide con la participación de Turquía como país invitado en ARCOmadrid 2013 [2], ha sido comisariada por Ferran Barenblit, director del CA2M. Altındere se apropia y cuestiona la manera de operar del Pop y Fluxus, dos movimientos ya incorporados a la tradición del arte europeo, pero que él adapta a su idiosincrasia, al estar ‘alejado’ de esa tradición. Se nutre de lo Pop en su uso de elementos dispares de la tradición visual de la Turquía contemporánea y de la práctica de tomar y alterar elementos simbólicos del sistema. Del fluxus emerge sobre todo la afiliación de la obra de arte a su calidad revolucionaria.
Posicionamiento social
La exposición repasa su trabajo siguiendo tres líneas básicas. La primera y más importante está definida por su posicionamiento ante la evolución de la sociedad turca contemporánea, sometida a intensos cambios en las últimas décadas. La muestra también se fija en la actitud del artista ante un mundo del arte globalizado, incluyendo obras realizadas como respuesta a la invitación a participar en algunos de sus grandes acontecimientos.
Por último repasa el importante papel de Halil Altındere en la escena artística turca. A través de exposiciones de las que él mismo ha sido comisario o de la revista art-ist, de la que es editor, ha logrado servir de puente entre diversas generaciones, poniendo en marcha una serie de fértiles relaciones personales y artísticas que constituyen ahora el panorama cultural de la ciudad.
Halil Altındere estudió arte en la universidad Çukurova en Adana. En 1996 se trasladó a Estambul, donde vive y donde formó parte de la escena artística que emergió en aquel momento. Su participación en la bienal de esa ciudad un año más tarde, de la que fue comisaria Rosa Martínez, fue el punto de inflexión en la visibilidad de su trabajo, a la que más tarde se sumó la Bienal de Gwangju y Manifesta en 2002, así como documenta en 2007 y la Bienal de Sharjah en 2009.