El espacio de la galería de Blanca de Navarra 9, con su altura de seis metros, permite presentar tres obras negras monumentales en las que Herminio incide en su línea de investigación. Tres elementos que invitan al espectador a reparar en la magnificencia de los volúmenes en el espacio, así como en las categorías de inestabilidad e incertidumbre generadas, sorprendentemente, por elementos sólidos y definidos.
En Blanca de Navarra 7 cobran especial importancia una selección de obras en las que aparece de manera recurrente el espejo, elemento que permite abrir el campo del espectador y generar un diálogo no solo con el espacio real en el que ambos se encuentran, sino también con un espacio virtual. La muestra también incluye obras en las que Herminio, sirviéndose como soporte de formas geométricas básicas, presenta finos elementos elevados que flotan enigmáticamente mediante campos magnéticos.
Herminio trabaja con formas elementales y colores básicos que enlazan con el suprematismo, también patente en el uso frecuente que hace de la diagonal, que sugiere inestabilidad. Sin embargo añade el contrapeso del campo magnético, que sitúa las obras frente al espectador como un objeto inverosímil.
La experiencia del visitante ante la monumentalidad de las tres obras presentadas en Blanca de Navarra 9 es ejemplo de ese suprematismo, de la experiencia pura frente a la obra de arte.