Hitchcock fue el maestro del cine de suspense, pero su obra va más allá de los estereotipos del género. Se considera que es uno de los creadores más geniales del siglo XX y su figura es difícil de clasificar incluso décadas después de su muerte. El realizador fue un icono de su época que supo combinar las exigencias comerciales con el desarrollo de una obra marcada por su propio estilo. Las imágenes de La ventana indiscreta, Vértigo o Psicosis desprenden una fascinación y una potencia que las han convertido en iconos modernos.
Hitchcock comenzó a dirigir películas a finales de los años 20 y durante los años 30 firmó alguna de sus películas más reconocidas, como El hombre que sabía demasiado o Los 39 escalones. En los años 50, durante su etapa estadounidense, se le reconoció como autor con una visión propia que se imponía en todas sus obras. El respaldo de la crítica francesa y la entrevista que le hizo François Truffaut [1] lo situaron como uno de los creadores más populares del siglo XX.
Lo visual y las respuestas emocionales del público tienen un peso muy importante en su cine. El director creía firmemente que todo aquello que pudiera contarse con imágenes no debía contarse con palabras y siempre lo tuvo presente en sus películas. Esta idea parte del lenguaje del cine mudo anterior a 1927 y del expresionismo alemán, pero se fue olvidando con la llegada del cine sonoro. Para calibrar el ritmo de determinadas escenas, Hitchcock llegaba a dibujar diagramas con los ascensos y descensos de la acción.
Las mujeres ocuparon un papel protagonista en su obra. El director intentó convertir a las actrices que encarnaron a sus personajes en mujeres ideales. Madeleine Carroll, Ingrid Bergman, Tippi Hedren y Grace Kelly marcaron su filmografía. En el caso de Grace Kelly en La ventana indiscreta, los personajes eran retratados con respeto y fascinación. En otros, como el de Tippi Hedren en Los pájaros o Marnie, el personaje era humillado y maltratado. De hecho, la actriz sufrió igual que su personaje rodando muchas de las escenas de Los pájaros.
A pesar de su capacidad para reflejar la época en la que vivió, Hitchcock no quería que sus películas fueran un espejo de la realidad. Sus obras están construidas sobre iconografías fastuosas para atrapar la atención. Construía trampantojos con imágenes simbólicas cargadas de apariencias y falsedades para que el espectador no tuviera pistas claras de la intención auténtica de lo que estaba viendo. Siempre confió en la sugerencia y en la eficacia de la retórica.
«Los directores de cine viven con sus películas mientras las están rodando. Son sus hijos. Y todo parece indicar que las películas más emocionantes son realmente artísticas cuando han sido creadas enteramente por un solo hombre».
(Alfred Hitchcock)
- Programa de talleres. La exposición va acompañada de un programa de talleres. Hay para todas las edades y la inscripción es gratuita. Consulte aquí los detalles de cada actividad [2].
- Actividades paralelas. Durante los meses de la exposición, el auditorio del Espacio Fundación Telefónica alojará varias charlas y actividades relacionadas con la muestra. Además, la Instagramers Gallery acogerá las fotos ganadoras del concurso #HitchcockContest [3], un homenaje en blanco y negro firmado por ‘igers’ de todo el mundo.