En ellas, Aballí aborda principalmente dos temáticas para él estrechamente vinculadas: el silencio y las reflexiones sobre la pintura. Como él mismo señala, In ictu oculi (En un parpadeo) hace referencia al título de una de las dos vánitas de Juan de Valdés Leal y, «por un lado, hace mención a la velocidad con la que pasa el tiempo y a lo efímero de nuestra existencia y, por otro, a la idea de parpadeo, ese gesto casi imperceptible e inconsciente por el que dejamos de ver durante unos microsegundos, metáfora de la fugacidad de la vida».
El silencio en la obra de Aballí no es simplemente la ausencia de sonido, sino una presencia activa que fomenta una contemplación profunda y una introspección. A través de espacios vacíos, colores monocromáticos y materiales efímeros, el artista crea un diálogo con la historia monástica y la tradición de la contemplación espiritual de la Cartuja, sede del CAAC, y de Sevilla.
La reflexión sobre la pintura, su esencia y materialidad es el otro pilar central de su obra. Trabajando sobre los pigmentos, la técnica y los procesos creativos, cuestiona al espectador sobre el paso del tiempo, el sentido actual de la práctica de la pintura o cómo es posible abordarla en este momento.
Comisariada por Geovana Ibarra, la muestra está organizada en salas en las que se exploran aspectos específicos del trabajo del artista. Los temas incluyen el parpadeo, que simboliza la intermitencia de la percepción visual y la fugacidad del tiempo; lo visible e invisible, que desafía nuestras nociones de percepción y realidad, y la relación entre texto e imagen, que cuestiona cómo entendemos y representamos el mundo a través de diferentes lenguajes.
También aborda temas como el error y la corrección, reflexionando sobre el proceso creativo y la aceptación de lo imperfecto. In ictu oculi, en suma, busca crear una experiencia de introspección y contemplación. A través de sus obras, Aballí desafía al público a reflexionar sobre la naturaleza del arte y la percepción del mundo, generando una conversación silenciosa bidireccional entre obra y público.
– Consulte el folleto de la exposición [1]
Pasado y presente del arte
«El silencio es el gran arte de la conversación».
Hélène Cixous
«El silencio es el sonido más perfecto, una pausa que dice lo indecible».
Jean-Luc Nancy
La historia de la Cartuja, sede del CAAC, añade una capa adicional de significado a la muestra, al haber sido históricamente un lugar de silencio y meditación. Este contexto enriquece aún más la experiencia del visitante y sitúa la obra de Aballí en una conversación continua con el pasado y el presente del arte, así como con las prácticas contemplativas y espirituales. El artista conecta el espacio expositivo y la obra, utilizando ambos elementos para amplificar su mensaje, ofreciendo una perspectiva nueva sobre su trabajo en torno a los conceptos de silencio y pintura.