Las mujeres de Lorca

Este recital en torno al amor y la figura femenina conmemora el 80 aniversario del asesinato de Lorca. El montaje surgió cuando en el pasado verano la Universidad Internacional Menéndez Pelayo le hizo el encargo a la actriz. El resultado es un espectáculo íntimo en el que Escolar reafirma su compromiso personal con la obra del poeta.

El título, un guiño a Haciendo Lorca, de Lluís Pasqual y Núria Espert, es su particular manera de seguir profundizando en los textos universales del escritor. “Decidí que, en lugar de dedicarme únicamente a la poesía, lo mejor era mezclarlo todo: conferencias, poesía, teatro…”, declara la actriz, que con nueve años debutó en el teatro profesional con Mariana Pineda y que viene de triunfar con El público a las órdenes de Àlex Rigola.

Leyendo Lorca comienza con un extracto de la conferencia sobre Poeta en Nueva York, continúa con algunos de los personajes femeninos más destacados de su teatro, prosigue con la poesía de Sonetos del amor oscuro y termina con extractos de la biografía escrita por Ian Gibson, entre otros textos. Para este montaje, Escolar recupera en forma de monólogos la voz de Yerma, Doña Rosita la soltera, la Julieta de El Público o la novia y la madre de Bodas de sangre.

“Las mujeres de Lorca tienen mucha fuerza, no son dependientes, son mujeres con voz y alma que pelean por lo que desean. Me llama la atención cómo Lorca puede llegar a retratar tan bien a la mujer. Es uno de los autores que más me emociona, me siento muy identificada con él. No llego a entender cómo puede conocer con tanta sensibilidad la psicología humana”, asegura Escolar.

Sin artificios, la actriz se sirve de un único atril en escena y de su voz, con la idea de volver a las raíces, a lo sencillo. “Él decía: yo tengo una poesía amarga, pero está viva, y lo que quiero es haceros despertar”. Para introducir su recital, la actriz ha elegido, precisamente, un fragmento de uno de los textos más queridos del artista, Poeta en Nueva York:

“Señoras y señores: Siempre que hablo ante mucha gente me parece que me he equivocado de puerta. Unas manos amigas me han empujado y me encuentro aquí. Y hoy no tengo más espectáculo que una poesía amarga, pero viva, que creo podrá abrir sus ojos a fuerza de latigazos que yo le dé. De todos modos hay que ser claro. Yo no vengo hoy para entretener a ustedes. Ni quiero, ni me importa, ni me da la gana. Más bien he venido a luchar. A luchar cuerpo a cuerpo con una masa tranquila porque lo que voy a hacer no es una conferencia, es una lectura de poesías, carne mía, alegría mía y sentimiento mío, y yo necesito defenderme de ese enorme dragón que tengo delante, que me puede comer con sus trescientos bostezos de sus trescientas cabezas defraudadas”.