En esta ocasión se presenta el resultado del trabajo de ocho artistas: Katinka Bock (Frankfurt, Alemania, 1976), Regina de Miguel (Málaga, 1977), Adrià Julià (Barcelona, 1974), Pedro Neves Marques (Lisboa, 1984), Levi Orta (La Habana, 1984), Aleix Plademunt (Gerona, 1980), Leticia Ramos (Sto. Antonio do Patrulha, Brasil, 1976) y Oriol Vilanova (Manresa, 1980). El jurado, compuesto por artistas y profesionales del mundo del arte, pretende a través de esta muestra tanto la excelencia individual como la divulgación de algunas de las tendencias predominantes en la creación contemporánea.
Itinerarios XXIII ofrece una perspectiva del trabajo de una nueva generación de artistas, de lo que centra su pensamiento y su práctica, apreciándose en todos ellos una recurrencia hacia ciertas preocupaciones y metodologías. Los creadores comparten el interés por explorar el dominio que habitamos, como si de un científico o un arqueólogo se tratase, y muestran en esta exposición el resultado de sus procesos como un tipo de evidencia.
“Las obras de este año también albergan inquietudes muy concretas sobre la relación de la humanidad con la naturaleza”, señala el comisario de la muestra, Benjamin Weil, quien recuerda que en la última década el concepto de Antropoceno, una era en la que la actividad humana pone continuamente a prueba el equilibrio del planeta, parece haber ganado importancia. “Algunos de los artistas expuestos cuestionan la importancia del objeto artístico fuera del entorno urbano, y quizás la contribución, en general, de la cultura a esa abstracción de la naturaleza que, a su vez, habría conducido al ser humano a actuar con tanta irresponsabilidad”.
Esta exposición también permite apreciar cómo muchos de estos creadores se interesan por contextualizar sus trabajos con dispositivos construidos al efecto o tecnologías que han dejado de ser habituales, algo que quizá les capacite para disociar sus imágenes del flujo imparable al que estamos sometidos, promoviendo así otra forma de observarlas.
La necesidad de materializar sus procesos de pensamiento también parece centrar la atención de muchos de los artistas de hoy, como si más que representar el mundo se inclinaran por demostrar, o quizás replantear, su materialidad. Así, según Weil, “la interpretación, o el sentido, se crea elaborando narrativas que pueden llegar a descartar la relevancia de lo palpable; de ahí que la materialización de los procesos de pensamiento pueda ser una respuesta interesante a esta era de “postverdad” en la que nos hemos adentrado”.
Los artistas
Katinka Bock. La artista alemana investiga en el proyecto Junimond (luna de junio) sobre la desaparición, en el que compara e interpreta los parámetros básicos de la escultura con los de la historia de la humanidad a través de la relación entre el tiempo y el espacio: La forma, la gravedad, la propiedad de los materiales, la copia, la unidad, la construcción y la destrucción. Así, en un punto de latitud y longitud desconocidos, entre São Paulo y Nueva York, y tras partir de la ensenada de d’Arcachon en Francia, Katinka Bock sumergió el año pasado en el fondo del océano cuatro elementos escultóricos de cerámica, el proceso de esta acción da lugar a unas nuevas piezas que posteriormente funde en bronce. La instalación la componen 12 cilindros de cerámica y bronce, y dos proyecciones. En los filmes describe acciones, momentos y “locus” diferentes: por un lado está presente la idea de espacio natural, al insertar el objeto cultural en la naturaleza, mientras, por otro, está el espacio arquitectónico y privado, al incorporar imágenes de la artista trabajando en su estudio. Por último, Bock también nos lleva a reflexionar sobre el uso jurásico que hace de la tecnología, filmando la película en Super8, al que se suman otros elementos arcaicos como son la navegación a vela o el uso de la cerámica, que como ella misma nos recuerda es el material más antiguo creado por el hombre.
Regina de Miguel. Deception es posiblemente la obra más oscura de cuantas haya realizado, y seguramente la más alejada de la idea de utopía, concepto recurrente en sus trabajos, al menos si lo entendemos vinculado a la ciencia ficción. La ciencia como sustrato de la ficción forma parte de una tradición ilustre en las artes, pero toda ficción requiere de una rigurosa documentación, y así lo hizo De Miguel meses antes de partir hacia el escenario de su proyecto, desarrollado en Argentina e Isla Decepción (Antártida). Su trabajo se concreta en un ensayo audiovisual en el que se mezclan diferentes géneros (diario personal, documental, terror…) para mostrar las investigaciones, prospecciones subterráneas y simulación de ambientes espaciales empleados por el Centro de Astrobiología del CSIC (Madrid), en colaboración con la NASA, para estudiar bacterias y organismos extremófilos (formas microbianas capaces de sobrevivir en condiciones extremas) en Isla Decepción. Además, la artista propone una revisión feminista de diversos tropos de la ficción o mitologías fundacionales de representación de lo monstruoso, como una suerte de cartografía de ficción de nuestra realidad social y corporal que, apelando a la mitopoética, ya proponen modelos y entidades quiméricas cuestionadoras del paradigma humano.
Adrià Julià. En el marco de un proceso de investigación histórica en torno a lo decimonónico y la fenomenología de lo tecnológico, Adrià Julià viajó a São Paulo, Río de Janeiro y el Amazonas siguiendo la estela de Hércules Florence, inventor y pionero franco-brasileño de la fotografía. Como resultado, dos obras: Por un lado, Ejercicio para un paisaje sobreexpuesto (#1), en donde recrea parcialmente el proceso fotográfico inventado por Florence en 1883 a través de la utilización de la orina como agente fijador. Durante 24 horas expone este papel en la selva amazónica obteniendo un resultado saturado, que esconde en la sobreexposición toda la información que ha quedado fijada y sin embargo oculta, como una metáfora de la condición contemporánea. En Copia dinero copia (primer ensayo), Julià propone una obra elaborada sobre las técnicas de reproducción, falsificación e impresión relacionadas con el dinero, tomando como punto de partida otro invento de Florence, un papel que, pensado para la producción de papel moneda infalsificable, recibió el nombre de papel inimitable y recuerda a una imagen topográfica.
Pedro Neves Marques. Medioambiente y ser humano forman parte de las principales preocupaciones de Pedro Neves Marques, cuyas obras se concentran en esta cuestión de manera reiterada, además de indagar en las raíces del pensamiento ecológico a través de su labor como editor. Para el artista la ficción es un vehículo de representación del pensamiento actual, y por eso la obra Ywy, el androide es un corto cuya acción transcurre en el presente-futuro para mostrarnos un diálogo entre Ywy, una androide indígena, y un cultivo de maíz transgénico en el paisaje rural de Mato Grosso do Sul, en Brasil. La mujer y las plantas hablan sobre los derechos del cuerpo, la infertilidad, la mano de obra y los monocultivos, aunque los espectadores-humanos no pueden oír las voces de las plantas por lo que el diálogo da paso a un curioso monólogo. Su segunda obra en esta muestra, Aprendiendo a vivir con el enemigo, fue filmada con un estilo documental y sigue el proceso de producción del cultivo de la planta de soja desde Brasil hasta China.
Levi Orta. A través de su trabajo, en el que abundan las citas a los medios de comunicación y a los mecanismos de control que se ejercen desde el poder, realiza una crítica directa mediante la acción artística, acercándose así a la noción de arte político en la acepción más literal del término. Su propuesta para Itinerarios XXIII consiste en uno de los proyectos realizados durante el disfrute de la beca en el programa de residencia en Ashkal Alwan, en Beirut. Allí produjo una serie de obras que incorporan el contexto geopolítico del Líbano y de Oriente Próximo y Medio a su amplio rango de referencias. En la instalación Fuck The Proletariat, I want To Be The Official Painter Of the Gunther Family ironiza sobre los excesos de la élite global y las nuevas relaciones de poder y dominación a través de la historia de Gunther IV, el perro más rico del mundo, un pastor alemán que encuentra entre sus haberes la antigua residencia de Madonna en Florida.
Aleix Plademunt. Guiado por su naturaleza obsesiva por encontrar el origen, por documentar el universo, Aleix Plademunt trata a través de su proyecto de revisar, explorar y extraer nuevas conclusiones sobre nosotros y nuestro entorno. Matter es una obra épica que supera, muchas veces, la escala de la naturaleza humana, de su limitación espacio/temporal. Iniciada en 2013 y aún inconclusa, incide en la traducción visual de los 118 elementos descubiertos hasta ahora, el origen del universo y la huella de las primeras civilizaciones y su producción material, además de su proyección hacia el futuro. En esta exposición, Plademunt opta por realizar una selección de imágenes para la construcción de una instalación fotográfica que toma como referencia la tabla periódica de los elementos. Así, la trama argumental se asemeja a la estructura de una constelación o una red, estando definida por la disposición de sus unidades. La obra es más una revelación que una historia, ya que nos hace recordar el momento “eureka” del investigador tras años de trabajo; ese instante en el que todos los elementos inconexos cobran sentido cuando alejamos la mirada para ver el conjunto, pudiendo así intuir un todo desde las partículas.
Leticia Ramos. Trabaja en el territorio híbrido de ciencia, historia y ficción, siendo cada uno de sus proyectos, a su vez, un experimento. En Historia universal de los terremotos la artista se basa en la investigación de archivos históricos y científicos de dos acontecimientos acaecidos en Portugal, el gran seísmo de Lisboa (1755) y la gran ola del Algarve (1999), unos hechos catastróficos de los que Ramos parte para elaborar una narrativa no documental. El conjunto de imágenes que conforman su obra son parte de una serie de experimentos fotográficos que realizó en Lisboa, creados al microfilmar una maqueta de la estructura antisísmica, llamada “gaiola pombalina”, y objetos que son parte del imaginario de la magia y el ocultismo. Así, el tránsito entre lo científico y lo artesano, entre el conocimiento y la experimentación, emerge en sus distintas series de trabajo. La obra –que incluye no solo una serie fotográfica, sino también un libro de artista y una escultura- es un relato de ficción basado en un evento mediante el cual Ramos teje una experiencia propia, entrelazando lo natural y lo místico, la fuerza de un fenómeno geológico con la construcción humana de un imaginario gobernado por lo irracional.
Oriol Vilanova. Colecciona postales que clasifica en series y según una escala de colores. De esta metacolección surgen diversas series, de la que Todo o nada es la más significativa y numerosa. Integrada por 5.747 postales agrupadas en 27 colores distintos, la serie la conforman imágenes de artefactos tridimensionales preservados en museos y colecciones, objetos que generan su significado mediante una representación del mismo y el conflicto con la arquitectura real en la que las postales se exhiben. Para esta muestra el artista recurre a su presentación mediante un slideshow en cinco monitores con las tarjetas a escala 1:1, potenciando nuevos aspectos, como son el tiempo o la invisibilización del objeto en el fondo monocromo, además de abriendo nuevas puertas hacia cuestiones como las políticas de la exhibición o la semántica de la tecnología. En total, Vilanova ha creado un centenar de series que en su conjunto suman 30.000 postales, un gigantesco archivo “borgiano”, inacabado y en progreso, y sobre todo sin fin.
Becas de Artes Plásticas
El ciclo de exposiciones Itinerarios es el resultado del trabajo desarrollado por artistas nacionales e internacionales durante el periodo de disfrute de las Becas de Artes Plásticas de la Fundación Botín, unas investigaciones que año tras año quedan plasmadas en un catálogo a modo de expositor de los distintos proyectos.
El programa de Becas impulsa la formación, la investigación y el desarrollo de proyectos de creadores nacionales e internacionales. Desde sus inicios en 1994, esta iniciativa ha servido para descubrir y apoyar la carrera de 184 artistas, algunos de los cuales gozan ya de gran reconocimiento. Así, y a modo de ejemplo, en ARCO 2016 estuvieron presentes 74 artistas que han sido becarios de la Fundación, 19 de ellos con obras en más de un stand. Además, los dos artistas premiados con el XXII Premio Arco Comunidad de Madrid (David Bestuè y Rubén Grilo) han pasado también por estas becas.
La selección de los ocho artistas que conforman la exposición Itinerarios XXIII ha sido realizada por un jurado compuesto por Mira Bernabéu, Alexandre Estrela, Carolina Grau, Álvaro Rodríguez Fominaya y Benjamin Weil. Esta selección fue realizada entre 676 candidaturas recibidas.