Torres-García tuvo una compleja trayectoria artística y vital. A lo largo de su vida vivió en Montevideo, Barcelona, Nueva York, Italia, la Costa Azul, París y Madrid. Durante todo este periplo, su estilo, más que evolucionar, cambió muchas veces de modo radical. Esta multiplicidad se contagió también a una actividad que desde un principio no se limitó a realizar y exponer cuadros, sino que tuvo otros campos de actuación como la pedagogía, la ilustración de libros o la ensayística.
Realizó esculturas, murales y bajorrelieves, diseñó muebles y juguetes… Tareas todas a las que dio la misma importancia. Incluso durante largos periodos de su carrera su actividad puramente pictórica se resintió pues estaba centrado en otros asuntos. En esta exposición se ofrece una visión de todas estas vías de trabajo que componen su trayectoria y en las que el artista demuestra la coherencia existente bajo esa complejidad.
La muestra cuenta con una sección dedicada al mundo impreso, centrada sobre todo en la ilustración para libros y bocetos publicitarios. Entre los primeros destaca el dibujo original para la cubierta del mítico libro del escritor vanguardista catalán Joan Salvat-Papasseit, Poemes en Ondes Hertzianes de 1919. También, entre otras obras, se muestra un poema manuscrito de Alejandro Casona ilustrado por Torres-García. Pero lo más novedoso es la presentación de una serie de obras inéditas, propuestas publicitarias para diferentes compañías, realizadas dentro de su estética personal.
Juguetes pedagógicos
El diseño y fabricación de juguetes es una de las actividades paralelas más conocidas y atractivas de la trayectoria del uruguayo. Su gran formación pedagógica, unida a su paternidad, convirtió a estos juguetes –que nacieron como compañeros de juego de sus hijos– en una nueva vía de trabajo. En ellos se centró entre 1918 y 1930 y, muy especialmente, durante su estancia en Nueva York e Italia entre 1920 y 1924.
Sus juguetes son muy atractivos estéticamente y están realizados según las reglas de las corrientes pedagógicas más vanguardistas del momento. Incluso muchos de ellos, debido a su estética geométrica de bloques, son un adelanto de los rumbos por los que discurrirá la pintura de Torres-García años después. En la exposición se incluyen varios juguetes originales, algunos de ellos manufacturados por el propio artista. Además se exhiben dibujos y bocetos relacionados con esta actividad.
Otra sección está dedicada a Nueva York, ciudad en la que residió entre 1920 y 1922. Se exponen dibujos de edificios representativos de esta etapa, además de un proyecto de portada para la edición impresa de la obra de teatro The Great Way, para la que diseñó los decorados y figurines. En esta multiplicidad de facetas la exposición demuestra que Torres-García es siempre el mismo, sea lo que sea lo que haga.
Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo con textos de Dolores Durán y José Ignacio Abeijón [1].