Sunstone es un tipo de mineral que se usa para situar al sol cuando el cielo está nublado, con solo sujetarlo y fijándose por donde refleja o transmite luz. Los vikingos lo usaron por primera vez como ayuda para la navegación y muchos otros marineros les imitaron después. La palabra es una referencia íntima a la vida nómada del artista, pero también es una metáfora de cómo la luz afecta y es parte de sus sutiles y casi invisibles esculturas e instalaciones.
La práctica artística del coreano Jong Oh [1] (1981) es particular ya que no usa un estudio, sino que crea esculturas mínimas in situ que responden a una situación espacial dada. Respondiendo a la configuración matizada de cada sitio construye estructuras espaciales al suspender e interconectar una selección limitada de materiales: cuerdas, cadenas, hilo de pescar, metacrilato, varillas de madera y metal e hilos pintados.
Los elementos de sus obras parecen flotar y, dependiendo de la relación espacial del espectador con ésta, aparecen como conectados y cruzados, o bien como absolutamente independientes, lo que sugiere dimensiones adicionales. En ocasiones, los hilos que suspenden estos elementos son prácticamente invisibles y a veces el artista pinta el hilo ligeramente, reforzando la presencia visual del elemento.
Jong también usa la iluminación para crear sus composiciones donde sombras reales o líneas pintadas con grafito extienden sus estructuras etéreas y favorecen el efecto de la ilusión óptica en un diálogo de líneas y planos. Su práctica desafía la suposición tradicional en la escultura de masas densas y objetos pesados, actuando como dibujos simples pero complejos que señalan las particularidades del espacio en el que habitan.
De esta forma apela al espectador a cuestionar su propia percepción y la forma en que tiene que relacionarse con el espacio que lo rodea, ofreciendo un lugar para la meditación y la contemplación ante el ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana contemporánea: un sutil y refinado haiku visual sobre la universalidad y el sonido del espacio.
The Elephant (an intermission)
En cuanto a la exposición del canadiense Babak Golkar [2] (1977), es un capítulo de All the Blind Men, el título elegido por el artista para enmarcar sobre el papel su investigación de tres años y la responsabilidad de las imágenes en la formación de un clima político.
Todos los hombres ciegos se puede leer como una referencia a la masa, o más bien al «enjambre» de personas que deambulan en el paisaje de los medios agarrando fragmentos de verdad sin entender el panorama general. En la era de las noticias falsas y Cambridge Analytica, la información que recopilamos visualmente tiende a ser fabricada por algoritmos, lo que permite que sirvan a agendas políticas y generen consentimiento a través de la manipulación de nuestras emociones. Al igual que la historia del arte se enreda con la de la propaganda, el papel del artista se entrelaza con las estructuras de poder que filtran lo que se hace visible.
Un protagonista recurrente de la reciente producción de Golkar es el elefante, como revela el título de la exposición, que alude a la primera obra de Bertolt Brecht, Mann ist Mann. En los escritos de Brecht, el elefante es probablemente una referencia a las imágenes sesgadas de Kipling en torno al Imperio Británico y a su control de los territorios y la fuerza laboral de la India.
Brecht utiliza el animal como una metáfora de la manipulación final donde un hombre está convencido de comprar un elefante falso después de que los soldados coloniales le hayan lavado el cerebro. Del mismo modo, Golkar presenta, con dicho título, una investigación sobre el desmantelamiento y el remontaje de la realidad en el paisaje de los medios, recordando la propaganda que el autor alemán estaba abordando a finales de los años 20, con el partido nazi naciendo.
La pieza central es un conjunto de 31 pinturas en blanco y negro tituladas Deaf Feet – December 1–31, 2017. Estas obras, que deben entenderse como ejercicios artísticos diarios, representan un elefante del revés repetido 31 veces, ejecutada cada una cada día de diciembre de 2017.
Deaf Feet (Pies Sordos) se refiere al desplazamiento de las patas del elefante, colocando metafóricamente al animal en una posición desfavorecida, haciéndolo incapaz de escuchar (ya que estos alimentos confían en ondas de sonido que viajar a través del suelo en lugar del aire, lo que les permite detectar la comunicación desde kilómetros de distancia).
Además de las obras Deaf Feet, Golkar contribuye a la exposición con una escultura de porcelana de un elefante –con una serpiente como trompeta, dos abanicos como orejas, cuatro troncos de árboles como patas y una cuerda como cola– en un guiño a la célebre parábola de Rumi.