En esta muestra aporta un paso más, una nueva experimentación matérica, de contenido. Encontramos piezas con un estudio detenido sobre el comportamiento del soporte, sobre la pigmentación y el color, y es en este contexto de experimentación cuando, de nuevo, se produce la magia. Surge una composición equilibrada, inaudita y sumamente estudiada. Todo ocupa su lugar desde aparentemente tiempo inmemorial.
Desde sus exposiciones más iniciales nos podemos enfrentar a una obra matérica y táctil. Trabaja con pigmentos puros, marmolinas, yesos e imprimaciones. Así encontramos en la exposición piezas que comenzaron su proceso creativo hace casi una década. Correa presenta una obra que respira libertad.