Rota ve la arquitectura como un código, una apropiación del territorio que permite una visión general sobre el mundo. Como un instrumento, como una plataforma de expresión del poder y como consecuencia de cómo imaginamos el mundo. Oprime de esta manera nuestros movimientos, hábitos y sueños.
La arquitectura vista desde una dual presencia llena de contrastes pero con un hilo conductor protagoniza esta muestra desde los ojos de Simona Rota. Un juego de oposiciones enfrentadas, entre el interior y el exterior, entre lo habitado y lo abandonado, entre la cotidianidad de Big Exit y la soledad absoluta de Ostalgia e Instant Village.
Contrastes que encuentran correlación en los diferentes formatos que se aúnan en la sala de exposición para que el espectador viaje entre sus imágenes con una misma atmósfera y múltiples interpretaciones.