La muestra analiza el interés del artista por la Antigüedad. El mundo clásico tiene una gran preeminencia en su obra, tanto teórica como plástica, y es que, Mengs es conocido por ser uno de los principales representantes de la estética neoclásica en Europa.
No sólo es conocida su destacada faceta de pintor, sino que, también, es interesante su papel como pedagogo, teórico, coleccionista, estudioso de la Antigüedad e, incluso, arqueólogo.
El día 23 de enero A LAS 16:30 h tendrá lugar en el Instituto Arequeológico Alemán de Madrid (calle Serrano, 159) una mesa redonda titulada La antigüedad como futuro: Anton Rafael Mengs en España tras una visita guiada por Dra. Dña. Almudena Negrete y el Dr. D. Moritz Kiderlen.
Explorar la estética clásica
La exposición hace un recorrido a través de vaciados en yeso de esculturas clásicas, dibujos del artista copiando o interpretando la Antigüedad, libros, documentos y otros objetos, para explorar la estética clásica.
En Anton Raphael Mengs y la Antigüedad se reconstruye, también, el transporte de los vaciados a la corte madrileña, así como la función que cumplieron en la vida didáctica de la Academia y la influencia que ejercieron sobre los artistas que estudiaron en la institución artística.
La Real Academia de Artes de San Fernando conserva los vaciados escultóricos recopilados por Mengs en Roma y Florencia, y por tanto, es el único lugar donde se pueden exponer, ya que la fragilidad de estos yesos históricos y su vulnerabilidad imposibilita su traslado a cualquier otra sede.
Educar con obras griegas
Durante su vida, Mengs se dedicó a recopilar vaciados en yeso de esculturas clásicas que donó a Carlos III para que se utilizaran dentro del programa formativo de la Academia madrileña. Esta colección se convirtió en un instrumento para la enseñanza de muchos artistas españoles y sirvió como utensilio básico e imprescindible para el estudio de la escultura antigua y determinante para el cambio estético que se produciría en aquellos años.
El artista, que fue primer pintor de Cámara de Carlos III, entendía que para acercarse al arte sólo había un procedimiento válido, que era imitar la Antigüedad. Mengs imita las obras de los artistas griegos, ya que estos habían alcanzado la perfección. Su acercamiento a los clásicos fue inmenso, hasta el punto que se atrevió a emprender una serie de experimentos arqueológicos utilizando sus vaciados para entender el aspecto que habían tenido las estatuas originales.