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‘Macchiaioli’ en la Fundación Mapfre

En Florencia, hacia 1855, un grupo de jóvenes pintores emprende la búsqueda de un arte nuevo. Se oponen decididamente a la pintura académica y al romanticismo histórico, su marco de formación, y persiguen lo verdadero en el arte asumiendo como práctica predilecta la pintura al aire libre.

Los macchiaioli protagonizaron en torno a 1855 uno de los capítulos más brillantes de la modernización de la pintura europea, adelantándose considerablemente al estilo y técnica que utilizaron 10 años después los impresionistas franceses.

En sus pinturas, pequeñas en cuanto a formato pero monumentales en su concepción, crean una sincera e innovadora visión del paisaje toscano, con fuertes contrastes lumínicos captados mediante la yuxtaposición de manchas de color.

Esta muestra, coproducida por la Fundación Mapfre y los museos d’Orsay y l’Orangerie de París, reúne cerca de cien pinturas procedentes de las más prestigiosas colecciones públicas y privadas italianas.

Protagonistas

Entre sus principales protagonistas están Giovanni Fattori, Silvestro Lega, Telemaco Signorini, Giuseppe Abbati, Giovanni Boldini o Carlo Borrani, todos ellos unidos en torno al crítico y mecenas Diego Martelli.

El conjunto de retratos que presenta esta exposición da testimonio de la amistad que une a estos pintores, pero también de su necesidad de afirmarse como artistas en sus poses cotidianas, sin la impostura del retrato romántico, pintando del natural sus pequeñas tablas construidas mediante manchas de color.

La Galleria d’ Arte Moderna del Palazzo Pitti, la Galleria Nazionale d’ Arte Moderna de Roma, la Galleria d´Arte Moderna de Milán, la Fondazione Musei Civici di Venezia, la Galleria Internazionale d´Arte Moderna di Ca’Pesaro de Venezia, el Museo Cívico Giovanni Fattori, de Livorno o el Istituto Matteucci de Viareggio son algunas de las instituciones italianas que prestan excepcionalmente obras para esta ocasión.

Influencia en España

Se trata de la primera exposición realizada en España en torno a este movimiento, a pesar de la influencia que tuvieron los macchiaioli en la pintura española de finales del siglo XIX. Al mismo tiempo se presentará un pequeño conjunto de obras del pintor español Mariano Fortuny, porque desde un planteamiento claramente distinto, compartió con ellos algunos puntos de vista y algunas maneras.

Pablo Jiménez Burillo, director general del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, recuerda la importancia de esta influencia italiana: «Los Macchiaioli fueron una pieza fundamental en la llegada de la modernidad artística a nuestro país y a nuestro entorno, por eso sorprende que hasta ahora fueran casi completamente desconocidos para nosotros. No podemos olvidar que esa modernización se hizo mucho más mirando a Italia que a París».

Entre esas influencias del movimiento en España destacan el uso de la mancha directa sobre el lienzo, el pequeño formato, la pintura al aire libre, la perspectivas comunes o los delicados retratos.

Para Jiménez Burillo, esta exposición –»de enorme belleza»– es «muy importante porque da un paso más en ese mensaje que desde la Fundación queremos transmitir: hay muchos puntos de vista para entender la llegada de la modernidad y todos ellos son complementarios, porque la realidad es compleja, poliédrica y admite muchas perspectivas».

 

Renovación antiacadémica

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A mediados del siglo XIX, Florencia acoge una intensa actividad cultural. Durante los años del Risorgimento, la importancia social y política de la ciudad crece de manera exponencial, especialmente en los años en los que ostenta la capitalidad italiana.

Desde 1852, el Caffè Michelangiolo se convierte en el espacio de encuentro tanto para los artistas florentinos como para los procedentes de otros lugares de Italia y también del resto de Europa (Manet, Degas o Tissot). Situado cerca de la Piazza del Duomo, en la Via Larga (actual Via Cavour), el café dispone de una salita reservada en la que se reúne el grupo de jóvenes artistas que serán conocidos con el nombre de macchiaioli (algo así como manchistas o manchadores).

El término fue acuñado el 3 de noviembre de 1862 por un columnista anónimo del periódico Gazzetta del Popolo, que con esa expresión despreciativa definió a un grupo de pintores, provenientes fundamentalmente de la Toscana (especialmente de Florencia), y de otras ciudades de la Península Itálica, que trabajaron en multitud de ocasiones à plein air, una técnica novedosa en el contexto de la pintura italiana del momento, rompiendo con el romanticismo dominante y renovando así la cultura pictórica nacional. De hecho se les considera los iniciadores de la pintura moderna italiana.