Para entonces contaba ya con un notable conocimiento de las diferentes culturas orientales: no solo había impartido clases en Manila, sino que se había interesado por la caligrafía japonesa y, después de un viaje a Japón en 1956, había reformado su residencia en Manila convirtiéndola en una casa japonesa. La presencia de Zóbel en nuestro país, su relación con los artistas españoles y su biblioteca, que contaba con una extensa sección de libros chinos y japoneses, lo convirtieron en un puente entre el arte asiático y la abstracción española de los años cincuenta.
Éste es, precisamente, el inicio de la exposición que ahora presenta la Fundación Juan March con el título El principio Asia. China, Japón e India y el arte contemporáneo en España (1957-2017). Su objetivo es ofrecer los resultados de un primer rastreo de la influencia de aquellas culturas en el arte de la segunda mitad del siglo XX. De hecho, aunque esta repercusión en la plástica contemporánea es un hecho aceptado por la comunidad científica, no ha habido hasta el momento un proyecto expositivo dedicado a presentarlo.
La muestra se centra fundamentalmente en el marco cronológico existente entre la generación abstracta española de los años cincuenta y la obra de los artistas nacidos en torno a mediados de los años sesenta, momento en el que se crea el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca; pero hay ejemplos de influencia anteriores, como es el caso del ceramista Josep Llorens Artigas, que desde los años veinte comenzó a trabajar en obras de enorme sencillez, o de Joan Miró, que, a partir de mediados de los años cuarenta trabajó, precisamente con Llorens Artigas, en piezas que aunaban cerámica y pintura.
La exposición presenta a más de sesenta artistas que han desarrollado su trayectoria artística en España y cuya obra está vinculada, en mayor o menor medida, con Asia Oriental e India. Asimismo, junto a la pintura, la escultura, la obra gráfica y el dibujo, da cabida a la instalación, la fotografía, los nuevos comportamientos artísticos y el arte conceptual. Las más de trescientas piezas asiáticas y occidentales se presentan de manera conjunta, como dos mundos que comparten el espacio y el tiempo de la exposición.