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Un Van Gogh en la Lázaro Galdiano

En mayo de 1889, Vincent van Gogh ingresa voluntariamente en el hospital psiquiátrico de Saint-Rémy, a 15 kilómetros de Arlés. Según su médico, Théophile Peyron, sufría manía aguda con alucinaciones de vista y oído. La estancia en el hospital fue un periodo de gran actividad; pintó unas ciento cincuenta obras, interpretaciones de sus artistas favoritos (Rembrandt, Delacroix, Daumier y Millet) y algunas de sus series más conocidas (Iris, Olivos y Cipreses), además de una obra maestra como La noche estrellada.

Desde septiembre a finales de octubre de 1889, Van Gogh se dedicó a pintar los campos de Saint-Rémy. Según Carmen Espinosa, conservadora jefe del museo y coordinadora del acuerdo con el museo de Boston, el artista estaba obsesionado con el color de los campos cercanos al hospital: “Le impresionaban los matices de la tierra arada, el contraste de los surcos púrpuras con el amarillo del rastrojo que incluso llegó a comentar en varias cartas dirigidas a su hermano Theo durante esos meses y que podemos ver en Campo cercado con labrador”.

Van Gogh es uno de los artistas más cotizados en el mercado del arte. El pasado mes de febrero, la casa Sotheby’s subastó en Londres L’homme est en mer, que fue adjudicada por 16,9 millones de libras (20,1 millones de euros) tras una lucha entre siete pujadores.

Un Van Gogh por cuatro Goya

En el próximo otoño, El aquelarre de Goya y tres pruebas de estado de los Disparates o Proverbios (Disparate femenino, Disparate de tontos y Disparate de miedo) viajarán a Boston para participar en la muestra Goya: Order and disorder, la mayor retrospectiva dedicada al pintor español en Estados Unidos en los últimos 25 años.

En contraprestación, el Museo de Bellas Artes de Boston cede temporalmente al museo madrileño para su exhibición este Enclosed field with ploughman (Campo cercado con labrador), pintado en octubre de 1889, que se incorporó a sus colecciones en 1993 gracias al legado del físico estadounidense William A. Coolidge. La obra pertenece a la última etapa de Van Gogh, en la que profundas crisis nerviosas se intercalan con fases de intensa actividad pictórica.