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‘Medea’ visita Mérida

En junio del pasado año, Alfredo Sanzol, Andrés Lima y Miguel del Arco pusieron en marcha el Teatro de la Ciudad, un proyecto con el que realizaron ocho talleres de investigación alrededor de la tragedia clásica, por ser un género que está en el centro de formación de la ciudad y de la democracia. El resultado es la puesta en escena de tres espectáculos: Antígona [1], Medea y Edipo Rey, que se estrenaron en el Teatro de La Abadía.

Enloquecimiento humano

«No hay mayor dolor que el amor», dice Medea, dijo Séneca y corrobora Andrés Lima, director de esta adaptación teatral. Lima ha elegido esta tragedia en boca de Séneca porque éste «trabaja desde el centro del dolor de una persona a la que el amor prácticamente la lleva a la destrucción» y es por eso que este texto de la mitología griega es para el director uno de los que mejor habla del amor y de cómo destruye a las personas.

La obra platea el enloquecimiento y una reflexión sobre el camino que lleva al ser humano hacia la guerra, a través de un personaje sólido, tan bello como brutal. Aitana Sánchez-Gijón se mete en la piel de una mujer en plena madurez de su fuerza, inteligencia y belleza que lo ha dado todo por el amor de un hombre. Rodeada de un coro de niños a los que su pathos le arroja a asesinar, desgarra su alma para encontrar las palabras que den forma a los hechos que ejecutará para vengarse de ese hombre que ahora le niega su amor.

Reivindicación de la mujer

Medea es atrevimiento, es una clara reivindicación de la mujer, de su poder de decisión pese a las consecuencias que puedan surgir. Medea es contraria a la idea de virtud de Séneca y, sin embargo, es muy atractiva para Lima, quien trabaja desde la descontextualización escénica para absorber la fuerza de la historia, ayudado de diversas fuentes: Eurípides, Jean Anhouil, Heiner Müller, Ovidio, Hesiodo, Caetano Veloso, Bernardo Souvirón, Robert Graves, Emilio Sierra y Simón Díaz

Sobre el escenario, Sánchez-Gijón está acompañada por la música de Jaume Manresa, que tiene un papel fundamental, interpretada por Joana Gomila, Joan Roca, el propio Manresa y un coro de jóvenes.