La muestra se inscribe en una de las líneas estratégicas de la Fundación que invita a coleccionistas institucionales o privados a presentar sus obras en el Museo para compartir miradas y dialogar con la Colección Lázaro. Es esta una ocasión especial, ya que las obras expuestas proceden de la colección reunida por el bibliógrafo, bibliófilo y filólogo Antonio Rodríguez-Moñino (1910-1970) y su esposa María Brey Mariño (1910-1995), bibliotecaria y también bibliógrafa, amigos de José Lázaro. Se conocieron hacia 1940 y desde entonces compartieron sabiduría bibliográfica y pasión por el arte y la bibliofilia.
En 1945, el matrimonio se instaló en Parque Florido con el fin de ayudar a Lázaro a organizar sus colecciones artísticas y bibliográficas. Tras su muerte en diciembre de 1947, Rodríguez-Moñino trabajó con diligencia como albacea testamentario, junto al marqués de Aledo, en la comisión administradora de la herencia de José Lázaro y, posteriormente, como bibliotecario de la Fundación hasta 1969.
Será en estos años cuando surja su afición por el dibujo y el grabado, consiguiendo reunir casi un millar de dibujos y cerca de cuatro mil estampas, además de un centenar de planchas de cobre de temática religiosa y popular, depositadas en la Calcografía Nacional. El generoso legado Rodríguez-Moñino/Brey a la Real Academia Española (1995), de gran valor artístico, se completa con documentos, impresos, pliegos de cordel, autógrafos, archivo personal y una espléndida biblioteca de más de 16.000 volúmenes, buena muestra de su amor hacia los libros a los que consideraba “una expresión material de pensamiento y sensibilidad”.
Dámaso Alonso dijo de su amigo Rodríguez-Moñino que en su colección nunca importó el número sino la selección y que estaba dotado de una poderosa inteligencia, un conocimiento y una actividad puestos, ante todo, al servicio de la bibliografía y de la cultura española.