Días de verano toma su nombre de la obra homónima de Vicente Palmaroli de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. La muestra está dividirá en varios capítulos y reúne obras de artistas españoles como Joaquín Sorolla, Mariano Fortuny, Cecilio Pla, Ignacio Pinazo o Darío de Regoyos, y de pintores internacionales como Claude Monet, Eugène Boudin Walt Kuhn o Edward Hopper.
La exposición ha sido producida por el Museo Carmen Thyssen, que ha contado con la colaboración de numerosos prestadores, entre los que están el Museo del Prado, Museo Thyssen-Bornemisza, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo de Bellas Artes de Santander, Fundación Bancaja, Museo Sorolla, Museo de Bellas Artes de Asturias y el Museo de Montserrat.
Vacaciones estivales
En la segunda mitad del siglo XIX, la burguesía comenzó a introducir entre sus costumbres la de realizar una estancia vacacional estival junto al mar, en playas y balnearios, combinando en ella la salud, el ocio y la vida social. Varias regiones francesas, como Normandía, fueron las pioneras de este fenómeno, que se extenderá a lo largo de toda Europa y que será el origen del turismo de verano que alcanzará su máximo desarrollo en la centuria siguiente.
Los pintores impresionistas franceses, como Monet o Boudin, en su ávida búsqueda de temas al aire libre para explorar los efectos atmosféricos, participarán de estos mismos gustos e incorporarán a sus obras las playas, los baños y el disfrute de los días de sol y ocio. Los paseos, juegos infantiles y reuniones familiares en la arena, los baños de sol y de mar, el desnudo en un contexto lúdico, al margen del mundo académico, retratos en los que el fondo pasa a ser el entorno costero recién descubierto, así como los paisajes en que estos asuntos discurren se convertirán en temática recurrente para los pintores de la segunda mitad del XIX, alcanzando su interés al siglo XX, al compás de las nuevas transformaciones sociales y de las costumbres.
Hasta el siglo XX
Siguiendo la moda francesa, la burguesía y la alta sociedad española partirá a las playas del norte, del levante y del sur para veranear desde finales del siglo, y los pintores preciosistas y postimpresionistas, como Fortuny, Sorolla, Pla, Meifrén o Pinazo, llevarán a sus lienzos los soleados y relajados días de verano, recreándose en la representación de la luz y en sus efectos sobre el mar, la arena, los barcos, las abundantes telas de los trajes de playa femeninos o los niños que disfrutan de la playa al margen de las convenciones sociales que rigen aún para los adultos.
Comisariada por Lourdes Moreno, la muestra analiza también cómo, desde distintas ópticas de la vanguardia y desde distintas escuelas, los pintores del siglo XX continúan mostrando interés por estos temas, tratados en clave de investigación técnica, estilística y estética, rompiendo con el componente costumbrista que, pese a su modernidad, tenían aún las obras de la generación del fin de siècle.
Como complemento, la muestra incluye una exposición de fotografías antiguas, en la Sala Noble del Museo, que sirve para contextualizar el veraneo a finales del siglo XIX y principios del XX. La idea es mostrar, con un interesante y curioso material fotográfico, el veraneo de las distintas clases sociales, tanto en playas españolas como del resto de Europa.