[1]Este montaje intenta trasladar la imposibilidad de protegernos del daño que produce el amor, porque si queremos amar nos tenemos que arriesgar a sufrir. Tampoco los padres pueden proteger a los hijos del sufrimiento de la vida porque eso pone en peligro la vivencia de una vida plena. Para el director, La Ternura “habla de la fuerza y de la valentía para amar. La ternura es la manera en la que el amor se expresa. Sin ternura el amor no se ve. La ternura son las caricias, la escucha, los pequeños gestos, las sonrisas, los besos, la espera, el respeto, la delicadeza. Una sociedad sin ternura es una sociedad en guerra”.
La obra cuenta la historia de una reina algo maga y sus dos hijas princesas que viajan en la Armada Invencible obligadas por Felipe II a casarse en matrimonios de conveniencia con nobles ingleses una vez que se lograse con éxito la invasión de Inglaterra. La Reina Esmeralda odia a los hombres porque siempre han condicionado su vida y le han quitado la libertad, así que no está dispuesta a que sus hijas tenga el mismo destino que ella.
Al pasar por una isla que La Reina considera desierta, ésta crea una tempestad que hunde el barco. Su plan es quedarse a vivir allí con sus hijas y no volver a ver a los hombres. El problema es que eligen una isla en la que desde hace veinte años viven un leñador y sus dos hijos que huyeron allí para no volver a ver las mujeres. En cuanto la reina y las dos princesas descubren que no están solas se visten de hombres para protegerse. Y aquí comienzan las aventuras, los líos, los enamoramientos y las confusiones.
Inspiración shakesperiana
[2]La Ternura está influenciada por La Tempestad y Noche de Reyes, pero también de Como gustéis, de Mucho ruido y pocas nueces y del Sueño de una noche de verano. El juego, el engaño, los cambios de identidad, la confusión de personalidades, los espacios como elementos mágicos, los bosques, las islas… todo ello forma parte del imaginario shakesperiano interiorizado por Sanzol.
“Quiero que La Ternura sea una comedia romántica con islas desiertas, naufragios monumentales, reyes frágiles, y reinas soñadoras, leñadores miedosos y pastoras tempestuosas, seres mágicos, situaciones imposibles, amores posibles, cambios de identidad, pasiones desatadas, odios irracionales, deseos incendiarios, giros sorprendentes, fantasmas borrachos, apariciones, desapariciones, encuentros, desencuentros y un deseo que une a todos: el deseo de encontrar la ternura como sea, donde sea, con quien sea”, explica el director.
Una vez más, Sanzol se rodea de su equipo de confianza, no solo en el reparto (Paco Déniz, Elena González, Natalia Hernández, Javier Lara, Juan Antonio Lumbreras y Eva Trancón) sino en la escenografía y vestuario, a cargo de Alejandro Andújar, la iluminación de Pedro Yagüe y la música de Fernando Velázquez.
- De martes a sábado a las 20.30 h. / Domingo a las 19.30 h.
Desentrañar la comedia
El Teatro de la Ciudad, Premio Max 2016 a la Mejor Producción Privada de Artes Escénicas, regresa esta temporada para enfrentarse al reto de desentrañar la comedia. A lo largo de este último año se han realizado un total de ocho talleres para profundizar en el arte de hacer reír, en el sentido del humor, en la risa. ¿Es la comedia constructiva? ¿Por qué el paso del tiempo transforma la tragedia en comedia? ¿Es menos profunda la comedia que la tragedia? ¿Cómo se hace reír? ¿Es el sentido del humor una forma de ver la vida?
El proceso culmina con la producción de dos espectáculos de nueva creación que se exhibirán en ambas salas del Teatro de La Abadía desde finales del mes de abril. Cada uno a su manera y con el sello de su autoría, jugarán con motivos y tramas de la comedia de Shakespeare, el indiscutible maestro que recoge no solo la tradición clásica sino también la de la commedia dell’arte, los cómicos ambulantes y las historias tardomedievales de figuras como Boccaccio.