Escrita entre 1619 y 1620 y representada por primera vez en Palacio el primero de octubre de 1623 por la Compañía de Fernán Sánchez de Vargas, La verdad sospechosa es la gran creación dramática del autor y una de las obras maestras de nuestro teatro. Se publica en 1630 atribuida a Lope de Vega, pero años más tarde aparece ya incluida en la segunda parte de comedias de Ruiz de Alarcón.
Enredo amoroso y didactismo son dos ingredientes fundamentales de esta comedia seria articulada en torno a la figura de su protagonista, el mentiroso don García. Su desbordante imaginación, que le lleva a creerse las fábulas que él mismo construye, y la no menos falsa, aunque no tan llamativa, actitud de los que le rodean, dotan a la obra de una atmósfera imprevisible que se mueve en un presente continuo, en el que se hace difícil distinguir la verdad.
Comedia moralizante
El autor pretendía contribuir con esta comedia moralizante a reformar las costumbres de una sociedad habituada al lujo de la Corte y a la frivolidad, empeño en el que se hallaba la dinastía austriaca del primer tercio del XVII. Una sociedad en la que el honor heredado se contraponía al honor nacido del propio valor personal.
Como señala la directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Helena Pimenta, «la mentira siempre tiene sus razones y, más allá de lo que llamamos mentiras piadosas, su objetivo es siempre sacar ventaja. Nos divierte y hasta nos enternece este trapacero, nos hacen reír o sonreír los sucesivos errores de interpretación y equivocaciones, nos hace reflexionar sobre el mundo ilusorio en el que viven los personajes de esta comedia irónica llena de hondura, tan alejado de la verdad y, por tanto, de la libertad».