Entre ellos se encuentran Georges Braque, Jean Dubuffet, Marcel Duchamp, Alberto Giacometti, Vasily Kandinsky, Pablo Picasso o Joseph Steib, que evidencian el modo en que estos artistas se resistieron y reaccionaron ante la adversidad, haciendo «la guerra a la guerra» con formas y materiales impuestos por la penuria, incluso en los lugares más hostiles a toda expresión de libertad.
La exposición, organizada en colaboración con el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de París [1] (donde ya se exhibió con gran éxito), muestra cómo, en condiciones de escasez y opresión, los artistas supieron proponer nuevas respuestas estéticas que modificaron completamente las formas artísticas y el contenido del arte hasta el día de hoy.
Una mirada oscura
El arte en guerra se desarrolla en diez secciones completadas por numerosos archivos y documentos audiovisuales inéditos. El recorrido comienza en enero de 1938 con la Exposición internacional del Surrealismo, premonitoria de la guerra y de la restitución de una mirada oscura y de un ambiente sofocante, definidos por André Breton y Marcel Duchamp.
Después de la humillante derrota de Francia, con la ocupación alemana y la instauración del régimen colaboracionista de Vichy, los artistas tuvieron que adaptarse a las nuevas realidades de unos tiempos aciagos y algunos de ellos a la clandestinidad, como Jean Arp, Alberto Magnelli o Sophie Taueber.
Maestros de referencia
En el ámbito más visible de la actividad pictórica parisina se imponen los maestros de referencia como Pablo Picasso, Henri Matisse o Pierre Bonnard, y el grupo de los “Jeunes peintres de tradition française”.
Entre 1944 y 1947, las obras de la posguerra responden a la violencia que había sufrido el cuerpo y la mente durante todos esos años, conduciendo a la liberación psíquica como única respuesta a la historia (Jean Fautrier, Alberto Giacometti, Germaine Richier).