El Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma, Es Baluard [1], acoge desde hoy sábado, 13 de abril, una exposición dedicada a la creación escultórica de Llorenç Ginard (Manacor, Mallorca, 1935), un recorrido retrospectivo sobre el medio de expresión que ha definido gran parte de su producción artística.
La dilatada y provechosa trayectoria artística del dibujante, pintor y, por encima de todo, escultor, se ha movido permanentemente entre la lucha y el afecto hacia una materia prima de la que consigue extraer esas formas tan particulares que caracterizan la mayor parte de su obra. Un viaje sin fin, pleno de idas y venidas, de encuentros y desencuentros, que expresa una búsqueda constante, una investigación intensa, que enlaza con su exhaustivo análisis de la forma humana, con una innata capacidad de síntesis y con un desarrollado sentido de la estética.
Ginard ha formado parte de algunas de las propuestas colectivas más interesantes de las que germinaron en Baleares entre los años 60 y 70, siendo un miembro destacado y muy activo del Grup Drac y del Grup Dimecres. Permaneció, sin embargo, relativamente alejado de los circuitos expositivos y comerciales habituales, hecho que no pudo impedir que, desde su propio taller, muchas de sus piezas se fueran incorporando a colecciones particulares de cierta relevancia.
Esencia de la mediterraneidad
[2]Desde sus años de academia, pasando por sus incursiones primerizas, más experimentales, en determinados aspectos de las vanguardias, en el futurismo, el espacialismo o el constructivismo metafísico, hasta llegar a la consolidación de su lenguaje en busca de lo nuestro, de lo que nos define, de la esencia de la mediterraneidad, de su luz y de sus formas, culminada con una evolución posterior de carácter más existencialista, que ha definido, hasta el momento, sus últimas etapas creativas; todas ellas manifiestan la vitalidad y la incontenible pulsión de este artista empeñado, de una manera decidida, en dar forma a la vida.