Los protagonistas de sus cuadros, jóvenes anónimos de rostros melancólicos y miradas absortas, recorren las escenas de gran formato y aire muralista. Individuos de apariencia alienada se muestran rodeados por todo tipo de artefactos y sobreexpuestos a incontables estímulos, incapaces de digerir la excesiva carga informativa que todos nosotros vivimos en el presente. Es éste uno de los temas centrales del trabajo de Los Bravú que se puede encontrar tanto en la presente exposición como en toda su obra, constantes referencias a las tecnologías de comunicación y actitudes derivadas de su uso, que configuran la sensación de un presente perpetuo incentivando unas dinámicas socioculturales que, si no falsas, sí se antojan fingidas.
La representación cultural y su consumo es otro de los temas centrales, con especial énfasis en cómo se construye el imaginario colectivo de nuestra sociedad y su correspondiente canon estético. Poblaciones históricas convertidas en ciudades-museo repartidas por todo el mapa europeo, grandes capitales que haciendo uso de recursos que potencian la espectacularidad se esfuerzan en atraer visitantes foráneos con una oferta turística dicotómica.
Por una parte los museos, leer la historia recorriendo los espacios físicos donde se guardan los más apreciados objetos artísticos de la antigüedad. Lugares expositivos en los que el tiempo se contrae a fin de facilitar su consumo, seduciendo al espectador con la intuición apolínea de estar disfrutando de valores elevados como la belleza y la razón, una experiencia estética casi mística dentro de la institución.
Fuera, en las calles, una oferta de entretenimiento para todos los gustos a la par que imposible de abarcar, un festín ocioso de tintes dionisiacos que ha transformado el centro de las capitales en importantes espacios globalizados de consumo rápido.
Referencias visuales
A nivel formal, Los Bravú toman como referencia diversos iconos y símbolos de la tradición figurativa, muy especialmente los maestros italianos y en líneas generales toda la pintura clásica europea de los siglos XV y XVI. Pero no solo de autores como Piero della Francesca o Vittore Carpaccio bebe su trabajo, Gómez y Omil han sabido encontrar fuertes lazos entre la tradición pictórica europea y disciplinas artísticas tan actuales como el diseño o la ilustración de este siglo.
Es en la fusión de recursos provenientes de distintas fuentes de donde surge su característico estilo. Se reconoce un cuidado atento por las texturas de la pintura acrílica sobre los gruesos papeles de gran formato, así como por la exploración de todas las posibilidades expresivas de la superficie pictórica a través del gesto y la extensa paleta cromática. Nada queda al azar, todos los elementos que conforman la imagen se ordenan deliberadamente con el fin de aportar equilibrio compositivo a la obra, creando una suerte de escenografía que ayuda a acentuar el fuerte carácter narrativo del conjunto.
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Desde el cómic
Andrea Gómez (Dea Gómez) y Diego Omil, ambos licenciados en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, han desarrollado con el seudónimo de Los Bravú una carrera multidisciplinar vertebrada por el cómic como herramienta principal de expresión. En este campo han publicado diversos títulos con la editorial Fulgencio Pimentel, donde cabe destacar su última obra MUJER! (2016), además de colaboraciones con otras editoriales como Apa-Apa o Fosfatina y numerosas publicaciones auto-editadas.