Aunque el nacimiento del documental como género artístico propiamente dicho sea un producto de la década de 1920, el comisario de la muestra, Jorge Ribalta, considera que “retrospectivamente se puede afirmar que la función documental es tan antigua como la fotografía misma”. De hecho, a lo largo del siglo XIX, la fotografía fue utilizada extensamente por la burguesía, pero también es cierto que propició un vasto campo de imágenes con una vocación temprana de reportaje o documentación.
En las diferentes secciones del recorrido se exhiben imágenes de individuos en actitudes corrientes, sin la aspiración conmemorativa de la retratística burguesa. Son representaciones de tipos populares, de clases proletarias urbanas o de trabajadores en sus puestos: los personajes andaluces de Robert P. Napper, los callejeros del París de Charles Nègre, la serie de pescadores de Newhaven de Adamson y Hill o las fotografías de mineros de George Bretz y de la multitud de obreros del Canal de Isabel II, en vistas tomadas por Charles Clifford.
Las ciudades y las grandes reformas urbanísticas del momento fueron captadas también por la fotografía naciente. La exposición incluye, por ejemplo, las tomas que de Viena hizo Ferdinand Ritter von Staudenheim; el París de Charles Marville; las obras de la Via Laietana de Barcelona, etc. Otra de las grandes cuestiones que la cámara fotográfica se ocupó de registrar fueron los eventos de reforma y revuelta. Fue así en 1848, momento revolucionario del que subsisten algunos daguerrotipos; y más adelante, durante la Comuna de París de 1871, en la Semana Trágica de 1909 en Barcelona o en las revoluciones rusas de 1905 y 1917.
Genealogías documentales atiende igualmente a los usos más directamente instrumentales de la fotografía: por una parte, el proyecto de denuncia social de Lewis Hine en contra del trabajo infantil, en la década de 1910; por otro, las fotografías empleadas con pretensión de descripción supuestamente objetiva en las disciplinas de la antropología y la criminología, así como en el diagnóstico médico. Se presentan, entre otros, los trabajos criminológicos de Alphonse Bertillon, la fotografía asociada a las teorías clínicas del doctor J.M. Charcot, y obras etnográficas como las de Bronisław Malinowski.
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Un relato alternativo
La investigación desarrollada en esta exposición cierra un ciclo iniciado en el Reina Sofía en 2010, con la muestra sobre el movimiento de la fotografía obrera del periodo de entreguerras Una luz dura, sin compasión. El movimiento de la fotografía obrera, 1926 – 1939, y continuado en 2015 con Aún no. Sobre la reinvención del documental y la crítica de la modernidad en los años setenta.
Posteriormente, en 2018, la retrospectiva Marc Pataut. Primeras tentativas, sobre su trabajo realizado en la región parisina en la década de 1990 durante el surgimiento del movimiento altermundialista, fue un breve epílogo a este ciclo que en su conjunto ha buscado ofrecer un relato alternativo de la configuración y evolución del discurso documental en la historia de la fotografía a partir del estudio de casos en momentos decisivos del siglo XX.