La muerte, el desnudo y el autorretrato se dan cita en esta muestra. En la serie Susana y los viejos (2004-2007), Silverthorne se apoya en los lienzos de Rembrandt y Beckmann para proponer consideraciones propias sobre el tiempo y el rol del artista. Así, el fotógrafo se retrata a sí mismo, envejecido, junto a mujeres desnudas, en alusión a la historia bíblica que origina esta serie.
Trabajos de morgue (1972-1991), por su parte, descubre el trabajo realizado durante dos décadas por Silverthorne en un depósito de cadáveres de Rhode Island. En esta serie, el fotógrafo prescinde del contexto y se centra en los cuerpos, llegando a generar una extraña sensualidad a través de personas que parecen dormidas. El color, atenuado, potencia esta ambigüedad y subraya la fascinación de Silverthorne por la carne corrompida.