En Bazar, los artistas desvían sus preocupaciones en torno a la figura humana, ya sea de orden fisiológico, ideológico o de consumo. Las obras de Los Carpinteros están expuestas desde una perspectiva antropológica, señalando procesos orgánicos y simbólicos en los que subyacen cuestiones de temporalidad, estética y banalización cultural y social.
Tres filmes
Por primera vez, Los Carpinteros se basan en piezas de vídeo como eje vertebrador de una exposición. Esto ocurre con Bazar, en la que se muestran tres filmes que sirven de guía.
Una de ellas, titulada Conga Irreversible, documenta la performance del mismo nombre realizada por el dúo en 2012 durante la XI Bienal de La Habana. En él participan un centenar de colaboradores, además de las miles de personas que transitaban por el céntrico Paseo del Prado, espacio por el que desfilaron las primeras comparsas que dieron origen a esta celebración popular en Cuba. La obra invierte el sentido de la coreografía, la música y suprime la eclosión de colores vivos característicos de una comparsa tradicional, cuya naturaleza festiva y colectiva se erige en herramienta de comunicación cultural.
La seguna pieza es Pellejo, una proyección en blanco y negro que muestra el envejecimiento humano desde la sexualidad. El vídeo se rodó en un escenario real, a través de un solo acto sexual mediante el que se aprecian las transformaciones físicas que se producen en el cuerpo humano a lo largo del tiempo.
Finalmente, Rumba sin oxígeno es el tercero de los vídeos y en él se describe la travesía de un músico con sus tambores a cuestas por los Pirineos. También grabada en un escenario real, es una pieza sonora que explora grandes zonas de silencios y ruidos, donde la noción de peregrinaje asume el protagonismo como ritual abstracto y personal.
Obras complementarias
Estos tres vídeos se complementan con otras obras. Los Carpinteros se inspiran en el formato publicitario para reproducir en tres vallas de mediano formato las frases: «La cosa está de pinga», «Odio como suenan las maracas» y «Me cago en el corazón de tu madre». Procedentes del argot popular cubano, estas tres expresiones son reubicadas en un nuevo contexto.
Además, la exposición cuenta con dos retratos que dan continuidad a trabajos anteriores. Se trata de dibujos cortados en aluminio y retroiluminados, técnica empleada para la propaganda política en algunas regiones de Latinoamérica. A través de tiras de luz LED, que evocan el retrato del Ché y Camilo en la Plaza de la Revolución de La Habana, aparecen los retratos de dos personajes actuales cuya actividad encierra una proyección anticapitalista y de inconformidad social: Noam Chomsky y Santiago Sierra. Estos retratos abordan un concepto tan tradicional como el del héroe.
En este mismo contexto se sitúa El gran rasta, otro de los trabajos de la muestra. La pieza reproduce unas rastas blancas realizadas minuciosamente con diferentes tipos de pelo artificial. Una elaboración que logra la combinación perfecta de un pelo que nace de un color y se va decolorando con los años, advirtiendo sobre un pasado y un presente de rebeldía y descontento cívico.
Pequeños ensayos
Otra de las propuestas que forman parte de Bazar es un conjunto de obras que, a modo de pequeños ensayos, recrean objetos de consumo común. Es el caso de Calzado con agujero, una alegoría del desgaste en forma de un zapato en el que, ante los efectos del uso repetido, surge una forma geométrica perfecta en la zona donde habitualmente suele aparecer un agujero.
En series como Galletas, reproducciones en porcelana a tamaño real de conocidas variedades de este tipo de dulce, la marca comercial ha sido sustituida por una palabra escogida entre las más reiteradas en la prensa española durante 2013. Una instalación compuesta por una veintena de galletas asume el compromiso de simultanear su condición de objeto decorativo y apariencia real apetecible, con palabras que resumen la tensión del vocabulario periodístico español.
Grupo artístico
Marco Castillo (Camagüey, Cuba, 1971) y Dagoberto Rodríguez (Caibarién, Las Villas, Cuba, 1969) son los artistas que forman Los Carpinteros [2]. El dúo cubano comienza a principios de la década de 1990 junto a Alexandre Arrechea (Trinidad, Las Villas, Cuba, 1970), quien en 2003 emprendió su carrera en solitario. Su trabajo comienza empleando materiales reciclados, que trabajaban con técnicas artesanales. Los Carpinteros centraron su proceso creativo en la conceptualización de la actividad constructiva en sí misma, hasta convertirla en sujeto de su trabajo.