La exposición incluye pinturas de pequeño y mediano formato, en la línea de su trabajo previo que Hans Ulrich Obrist describe como “muy reconocibles en pequeño formato, pintados en paneles, a menudo de aluminio, en los que se produce una fuerte condensación”. La selección se completa con trabajos sobre papel y un conjunto de vitrinas cuyos dibujos se integran en su interior para formar una única obra.
Elespe utiliza sus dibujos y óleos a modo de diarios abstractos: “En mi caso, la vida en el hogar y la vida en el estudio están completamente entrelazadas, creo que las obras se benefician de ello y les aporta una especial intensidad tanto en lo que se refiere a la experimentación y al proceso como al contenido en sí”.
Un proceso lento
“Me interesan los diversos ciclos domésticos y cómo, paradójicamente, la constante repetición de dichos ciclos puede contribuir al proceso creativo si es canalizada correctamente”, añade el artista. De este modo, la creación de una obra de Elespe se convierte en un lento proceso acumulativo, que puede durar meses o incluso años, y que abre la exploración de diferentes lenguajes pictóricos.
Su trabajo se caracteriza por una búsqueda constante y se ve influido por numerosas fuentes: desde la pintura visionaria de Charles E. Burchfield a los grabados de Utagawa Kuniyoshi o los cómics de Henriette Valium. Así, Elespe propone una mirada que cuestiona y, al mismo tiempo, es cómplice de la pintura actual y sus muchas corrientes históricas.