«Por el número de obras y la dimensión de los artistas, la organización de esta exposición ha sido muy compleja», destaca Pablo Jiménez Burillo, director del Área de Cultura de la Fundación y comisario de la muestra. «Lo expuesto puede también leerse como un resumen de lo que la Fundación MAPFRE ha venido realizando en los últimos 25 años».
Para Marie-Paule Vidal, el Mediterráneo, gran protagonista de la exposición de la que también es comisaria, «se convierte así en un símbolo de reconciliación con el pasado y en un lugar de libertad artística para la creación. De una manera u otra, los artistas representados tomaron el Mediterráneo, sus aguas y su cultura como uno de los motivos principales en sus composiciones, marcando un momento decisivo dentro de la evolución del arte y deleitándose en un instante de armonía, de paz y de belleza en el curso de las tantas veces atormentada historia del arte moderno».
El recorrido de la exposición comienza con la sección España, donde el litoral es, en ocasiones, un lugar para el trabajo pero sobre todo un espacio para el placer, el baño y el juego, escenarios muy habituales en las obras de artistas como Joaquín Sorolla, Cecilio Pla o Ignacio Pinazo.
Señas de identidad
Sin embargo, nacer en el Mediterráneo también parece proporcionar unas marcadas señas de identidad. Así lo entendió en Cataluña el noucentisme, con Joaquín Torres-García y Joaquim Sunyer a la cabeza, artistas que crearon un ideario y una imagen nacional basada en paisajes tranquilos y equilibrados, así como en una vida sencilla y natural heredera de una antigüedad inmutable.
La visión de este mundo idealizado en los artistas Joaquim Mir o Hermen Anglada Camarasa durante sus estancias en Mallorca se aproxima más a la de los pintores franceses. En este sentido, la isla se convierte en un símbolo de esa Arcadia que tanto anhelan, pero también en un espacio en el que experimentan con los colores puros, donde se dejan seducir por la naturaleza y donde buscar la luz clara.
Esa misma experiencia es la de Monet a su llegada a Bordighera, como también la de Signac en Saint-Tropez o Derain en L’Estaque, del Braque de antes del cubismo, de Renoir en Les Collettes o de Pierre Bonnard en Le Cannet. Sin embargo, para italianos como De Chirico, Carlo Carrà o Massimo Campligi, con los que continúa el recorrido expositivo, el Mediterráneo parece más bien una idea: un concepto que preside la manera de pintar y que sin duda favorece el reencuentro con el clasicismo y sus propias raíces.
El culmen
Tanto la obra de Matisse como la de Picasso, con quienes se cierra la exposición, aglutinan aspectos de los pintores anteriormente citados, como si con ellos el Mediterráneo llegara a su culminación. Por un lado, la placidez que transmiten las composiciones de Matisse, con su gusto por la pintura y por la vida. Por otro, la ambivalencia de las obras de Picasso: narrativas algunas, también clásicas y primitivas a un tiempo, donde se muestra toda la agresividad y la melancolía del artista, de una vida.
Mientras Matisse celebra la naturaleza, Picasso parece no encontrar reposo y alterna estilos, buscando, sin hallarlo, el deleite de la pintura. Esta es la dialéctica que se encuentra en el seno del clasicismo, de un lenguaje al que los artistas vuelven una y otra vez mientras se abren a la modernidad, resaltan Burillo y Vidal.
La exposición, producida por Fundación MAPFRE, ha sido posible gracias al apoyo de los más de 70 prestadores. Entre ellos destacan el Musée d’Orsay, Musée national Picasso-Paris, el Musée Matisse Nice, el Centre Georges Pompidou, el Musée d’art moderne de la Ville de Paris, el Museo Reina Sofía, el Kunstmuseum Winterthur, el Columbus Museum of Art o el Museo di Arte Moderna e Contemporanea di Trento e Rovereto. También ha sido imprescindible la generosa y extraordinaria disposición de particulares que han accedido a prestar obras de una calidad extraordinaria.
Esta exposición forma parte del proyecto internacional Picasso-Mediterráneo, una iniciativa del Musée national Picasso-Paris. Este programa de actividades e intercambios se desarrolla entre 2017 y 2019, con más de 30 exposiciones en las que participan más de 70 instituciones internacionales.
Desde el pasado a la modernidad
Fundación MAPFRE llevará a cabo del 12 al 22 de noviembre el ciclo de conferencias Mediterráneo: clasicismo y modernidad, en el que participarán expertos nacionales e internacionales que abordarán la influencia de la cultura y del mar en la pintura del cambio de siglo. Con este ciclo, al igual que con la exposición, concluye Jiménez Burillo, «la Fundación no sólo pretende hacer un recorrido por la trayectoria de estos artistas, si no que quiere analizar las distintas maneras en las que el Mediterráneo es visto en cada uno de los países que se abordan, Francia, España e Italia, para discernir cómo desde la mirada al pasado, el arte también se abre a la modernidad».