La colaboración del Museo Ingres de Montauban [1] ha sido determinante a la hora de poder presentar ‘Ingres’ en las salas del Prado [2], ya que ha cedido generosamente algunas de sus obras más destacadas. Por eso, y con la colaboración de Acción Cultural Española (AC/E) como coorganizadora del proyecto, el Museo del Prado presenta en el museo francés, hasta el 3 de abril de 2016, una selección de 11 obras de sus colecciones para mostrar un recorrido por el género de retrato en España.
La muestra plantea un recorrido cronológico que comienza con uno de los más intensos y originales retratistas del siglo XVI, el Greco, junto a dos singulares ejemplos del retrato cortesano en tiempos de los primeros Austrias. El momento de esplendor del género del retrato en España, el pleno siglo XVII, está representado por el retrato de María de Austria, reina de Hungría, de Diego Velázquez, síntesis de la densidad humana y el elevado rango de la modelo y ejemplo claro del gusto artístico de la Corte de Felipe IV. A ello contribuye la presencia de uno de los retratos más inquietantes de la colección del Prado, el de Eugenia Martínez Vallejo de Carreño.
Nuevas costumbres, nuevo gusto
El cambio de siglo marcó el establecimiento de la dinastía Borbón en el trono de España. Con ellos se implantaron, también en el género del retrato, nuevas costumbres y un nuevo gusto en el que se recibió la actividad de artistas de reputación europea, entre los que destaca Anton Rafael Mengs, que marcó las nuevas pautas del clasicismo. Pero, el mayor ímpetu artístico de todo el siglo XVIII está representado en la muestra por el retrato del General Ricardos, obra de Goya, que expresa lo más esencial de la gestualidad de la Ilustración y al mismo tiempo, refleja la profundidad humana característica de sus mejores retratos. Vicente López que fue el retratista más valorado en la Corte absolutista de Fernando VII, por sus obras complacientes y halagadoras, pero de gran contundencia plástica, también está representado con María Pilar de la Cerda y Marín de Resende, duquesa de Nájera.
La pareja de retratos del matrimonio de Jaime Girona y Saturnina Canaleta, ambos inmortalizados por Federico de Madrazo, recogen lo más genuino de la tradición española del retrato para incorporarlo a las corrientes internacionales del gusto romántico. Además, en esta pareja de obras puede verse con clara nitidez el peso de los modelos de Ingres en España, lo que encierra un particular interés para el museo en que tiene lugar esta muestra.
La exposición se cierra con una imagen icónica de la colección de pintura española, el retrato de María Figueroa vestida de menina, de Joaquín Sorolla, reflexión consciente sobre el pasado pictórico español y sobre la estimación de Velázquez como maestro ideal de la noción del realismo, en los albores del siglo XX.
A través de 11 brillantes ejemplos procedentes de las salas del Museo del Prado, el público francés descubrirá los aspectos más atractivos de la tradición española del retrato, uno de los géneros excepcionalmente representados en la colección del Museo.