La experiencia de Stettner como fotógrafo de combate en la Segunda Guerra Mundial y la experiencia de luchar contra el fascismo hombro con hombro con sus compañeros soldados le llevó a desarrollar una creencia profunda y duradera en la humanidad esencial del hombre común.
Influido también por sus lecturas literarias y filosóficas (sobre todo Platón, Marx y Whitman, poeta del que siempre llevaba en el bolsillo Hojas de hierba) y por su relación, a través de la Photo League, con compañeros como Sid Grossman o Weegee, que le transmitieron la importancia de la fotografía como instrumento de cambio social, su obra refleja la valentía del hombre para afrontar las adversidades y las bondades de la existencia.
La principal inspiración de Stettner procedía sobre todo de la obra de Walt Whitman. En palabras del propio artista, «la fe de Whitman en sus semejantes, su comprensión del ciclo completo de la vida y la muerte y su cosmovisión me han resultado contagiosas. […] celebra a los hombres y mujeres y no tiene miedo, que es quizá una de las razones por las que nunca he dejado de fotografiar en las calles, dondequiera que haya seres humanos».
Poeta con la cámara
Con esa visión general como hilo conductor, la obra de Stettner abarca multitud de temas, desde entornos urbanos casi vacíos hasta bulliciosas escenas del metro de Nueva York, la rutina de trabajadores y obreros o, ya en su última época, los paisajes montañosos del macizo francés de los Alpilles. A lo largo de su trayectoria volvió con frecuencia sobre muchos de ellos, en especial sobre los relacionados con su compromiso social y su preocupación por los menos favorecidos.
A caballo entre Nueva York y París, y sin vincularse nunca a una de las dos ciudades, permaneció enraizado en dos culturas en una época en la que la mayoría de los fotógrafos se relacionaban solo con una de ellas. En este sentido, su trabajo desafía cualquier categorización y contiene elementos tanto de la estética de la fotografía callejera neoyorquina como del humanismo lírico de tradición francesa.
Sin embargo, a pesar de estar plenamente inmerso en el debate de la fotografía histórica durante buena parte del siglo pasado, su obra no fue en su momento reconocida como merecía, quizá por no estar adscrita a un estilo determinado o acaso porque nunca se doblegó a intereses con los que no comulgaba, como el hecho de que en su momento perdiera su trabajo al negarse a desvelar nombres cuando fue interrogado en la Caza de Brujas de McCarthy.
La comisaria de esta muestra y conservadora de Fotografía en el SFMOMA, Sally Martin Katz, destaca que con ella «se pretende paliar el injusto desconocimiento sobre su obra y acercarla al gran público, así como celebrar el trabajo de un autor cuya fotografía capturó la poesía de la vida cotidiana».
Esta es la primera vez que se muestran las fotografías de Louis Stettner en España. No se lo pierda.
Una visión humanista
El catálogo de la exposición incluye todas las obras expuestas y textos de Sally Martin Katz; de David Campany, escritor, comisario y profesor, así como de los profesores y escritores Karl Orend y James Iffland. La publicación se completa con una selección de artículos del propio Stettner sobre el medio fotográfico. En particular publicó una columna mensual entre 1971 y 1979 en la revista estadounidense Camera 35. Esta columna, valiente y a menudo objeto de polémica, se convirtió en su manifiesto como creador. Inicialmente se tituló Hablando claro para posteriormente denominarse Una visión humanista, reflejando así su acercamiento al arte centrado en el ser humano.