Con la puesta en escena de esta ópera, el Real repara finalmente una deuda con el público madrileño, ya que como asegura su presidente, Gregorio Marañón, es la primera vez que se va a representar en la ciudad, pese a la indudable calidad y belleza de su música. Para ello, el director musical del Teatro y gran experto mozartiano, Ivor Bolton, se pone al frente de la orquesta. Un gran reto porque «es una de las pocas óperas de Mozart que no había trabajado previamente».
Para la dirección de escena, Claus Guth, que regresa a Madrid después del éxito de sus versiones de Parsifal (2016) y Rodelinda (2017), despoja la obra de su contenido más anecdótico y se recrea explorando la relación psicológica entre los personajes y la interioridad de cada situación dramática, insuflándole un enorme dinamismo.
Como explica Joan Matabosch, director artístico del coliseo madrileño, «musicalmente nadie discute que es una obra maestra, aunque históricamente ha sido considerada imposible desde el punto de vista escénico por su estatismo, por el hecho de que tantas veces ha sido considerada como una especie de yuxtaposición de arias brillantes pero un poco deshilvanadas. Lo que ha hecho Guth es luchar contra este tópico de una manera realmente triunfal».
Y esto lo ha conseguido recurriendo a un ingenioso decorado giratorio diseñado por el escenógrafo y figurinista Christian Schmidt, que permite agilizar la continua sucesión de las escenas que componen la obra. Así, el montaje «es así gracias a Claus Guth, si no, no hubiera sido», sentencia Matabosch.
Opera seria dieciochesca
[1]Lucio Silla es la tercera ópera que escribió Mozart cuando contaba con 16 años. Estrenada en Milán en 1772, sigue la estela de la opera seria dieciochesca entonces en boga. En ella se alternan arias y recitativos con algunos números de conjunto e interludios orquestales, pero Mozart logró imprimir a cada escena una atmósfera única, con grandes contrastes, líneas de canto de conmovedor aliento dramático y una orquesta cada vez más autónoma en la expresión dramatúrgica de los personajes. Como asegura Matabosch, «es una obra crucial en la evolución del lenguaje de Mozart».
«Se trata de una ópera muy difícil para el público, la orquesta y los cantantes porque sus características de escenografía y de canto la hacen muy exigente», asegura Guth. Mozart escribió las arias para que fueran interpretadas por los cantantes más virtuosos de su época. La sustitución, en los días previos al estreno, del tenor protagonista por otro de mucho menor rango, obligó al compositor a adaptar el papel, simplificando su música y desposeyendo al personaje de la grandeza que debería tener el papel titular, que en el Real interpretarán Kurt Streit y Benjamin Bruns.
Para este montaje se han dejado las arias originales con alguna adaptación y recortes. Dos de los personajes masculinos destinados originalmente a ser cantados por castrati serán interpretados por una mezzosoprano y una soprano. Así, se puede decir que en Lucio Silla la gran dificultad vocal recae sobre las cuatro cantantes femeninas, sobre todo Giunia, cuyo dificilísimo papel será interpretado alternadamente por las sopranos francesas Patricia Petibon y Julie Fuchs. Estas estarán acompañadas por Silvia Tro Santafé y Marina Comparato, Inga Kalna y Hulkar Sabirova y María José Moreno y Anna Devin, entre otros.
Ejercicio de poder
El libreto se inspira en las hazañas de un personaje de la antigüedad clásica, sin atender a ningún prurito de verosimilitud o rigor histórico. De hecho, los lazos de parentesco, amoríos y magnanimidad del protagonista distan mucho de lo que alumbra la historiografía sobre la vida del tirano sanguinario y gran estratega militar Lucio Cornelio Sila (138-79 aC).
La trama, dramatúrgicamente endeble, es, sin embargo, estructuralmente consistente por las complejas relaciones entre los seis personajes, que pertenecen a dos bandas rivales y enemigos. Entre ellos fluyen sentimientos y pasiones contradictorias, incontroladas y capaces de resquebrajar los códigos de honor que escudan tantas atrocidades y luchas de poder.
Lucio Silla expresa un valor moral relacionado con el ejercicio de poder, en este caso la magnanimidad. Pero como todas las óperas de Mozart tiene un componente humano, como recuerda Matabosch.
Esta producción, que se retransmitirá en directo en el canal de televisión MEZZO el 23 de septiembre a las 19.00 h, será grabada para su edición en DVD y posterior distribución a otras televisiones del mundo. Radio Clásica de RNE también retransmitirá la ópera, en esta ocasión en diferido. Entre las actividades paralelas en torno al montaje destacan las visitas guiadas temáticas en torno a Lucio Cornelio Sila en el Museo Arqueológico Nacional, la proyección de la película Nannerl, la hermana de Mozart en la Filmoteca Española, y un concierto dedicado a Mozart en el ciclo Los domingos de cámara (17 de septiembre).