El planteamiento es aparentemente sencillo: cada participante dispone únicamente de la superficie de 1 metro (1 m2 o 1 m3) para plantear su propuesta. Esta condición será el punto de partida y eje vertebrador de un ejercicio que elabora su reflexión desde unos condicionamientos espaciales. Este punto de partida, a priori «limitado», propicia el despliegue de múltiples estrategias que interpretan y se enfrentan a esta unidad de medida, a este metro, ya sea desde una postura próxima a su (re)definición (un metro que se interpreta utilizando lenguajes que proceden de la física, la arquitectura, la poesía, etc.) a un metro que no solo mide distancias y que es desplazado de su ámbito de actuación (ya sea guiando las interacciones sociales o como metáfora presente e incensantemente repetida en nuestra cotidianidad).
Se trabaja por otro lado con la elaboración de estrategias que apuntan a su resignificación en el espacio virtual. Estrategias que apuntan al metro como espacio de conflicto, a través del cual se explicitan o sugieren las múltiples realidades, luchas y turbulencias encubiertas que el propio metro lleva adherido desde sus orígenes como patrón que normaliza una extensión con fines evidentemente económicos y comerciales.
Escala micro
El resultado refleja en una escala micro las propias limitaciones de las que el proyecto parte, así como las inquietudes y problemáticas en torno a medir todo lo que nos rodea. La intención de homogeneidad desde el punto de partida de la propuesta (utilización de 1 m2 o m3) acota el ámbito de actuación, sin olvidar la capacidad que los integrantes tienen de hacer y deshacer dentro de este ensayo repleto de ruido: el que finalmente todas las propuesta generan y al que todas contribuyen.
Ana Olmedo, Andres Montes, Anna Strobl, Arantza Pardo, Atelier Teratoma, Carlos I. Faura, Carlos Sagrera, Clara Puente, Demetrio Salces, Elena Klinnert, Enrique Ventosa, Gonzalo Fuentes, José Jurado, Lidia Sancho, María Morilla, Miguel Scheroff, María Teresa Ovejas y Elena Águila (Colectivo Ovejas-Águila), Pablo Merchante, Rafael Jiménez Reyes y Sabrina Fernández son los veinte artistas que reinterpretan los metros cuadrados y cúbicos en el centro mostoleño bajo la coordinación de Clara Puente y Carlos Sagrera.