Entre ellas destacan las esculturas de ‘David’ y ‘Salomón’, recientemente restauradas, y una ‘Estatua-columna masculina con cartela’ que ha sido descubierta el pasado mes de octubre en el interior de la torre sur de la catedral y que ha supuesto un avance extraordinario en el conocimiento de la actividad compostelana del Maestro Mateo.
La exposición ofrece la oportunidad de conocer en profundidad un periodo dorado en la historia de la basílica, comprendido entre los años 1168 y 1211. La selección incluye las nueve esculturas conocidas que se conservan de la desaparecida fachada exterior del Pórtico de la Gloria, incluida la recientemente descubierta; otros elementos que también formaron parte de ella, como un rosetón y dos dovelas; y piezas clave para entender el coro pétreo, como San Mateo y Caballos del cortejo de los Reyes Magos, que hasta el siglo XVII ocupó los primeros tramos de la nave mayor catedralicia.
Un total de 14 piezas, algunas de las cuales vuelven a reunirse después de casi quinientos años, que por primera vez salen de sus ubicaciones habituales para mostrar en el Prado un relato nuevo y completo del trabajo del Maestro Mateo y su taller durante más de cuatro décadas en la catedral compostelana, periodo durante el cual el templo fue sometido a una profunda transformación artística y tecnológica.
Respetando los trabajos realizados durante el obispado de Diego Gelmírez, que de 1101 a 1140 supusieron un gran impulso para el proceso constructivo de la catedral, ya que se consagraron los altares de la girola y la capilla mayor, se construyeron las fachadas del crucero (Portada de Platerías y Portada del Praíso) y se iniciaron las obras de la nave longitudinal del templo, el Maestro Mateo acometió la conclusión de la basílica al menos desde 1168, fecha de concesión de una pensión vitalicia por parte del rey Fernando II de León, documento que puede contemplarse en la exposición.
Mateo y su taller llevaron a cabo importantes obras en tres ámbitos destacados: la denominada «cripta», el Pórtico de la Gloria y la desaparecida fachada occidental. Realizó, además, el coro pétreo que se instaló en los cuatro primeros tramos de la nave central de la iglesia.
La «cripta» o «catedral vieja» fue construida para salvar el desnivel existente entre las naves de la iglesia y la plaza del Obradoiro y sirve de sustento al pórtico, con el que presenta innegables semejanzas formales y, especialmente, iconográficas, introduciendo en la Península Ibérica nuevas formas artísticas en las que se suman influjos franceses, italianos e, incluso, islámicos.
La parte más significativa del proyecto mateano es el Pórtico de la Gloria, una de las obras cumbres del arte europeo en la transición de los siglos XII al XIII, en cuyos dinteles, colocados el 1 de abril de 1188, el propio Mateo quiso dejar constancia que él había dirigido las obras de la catedral «desde sus cimientos». Esta obra se encuentra actualmente en proceso de restauración para recuperar su profusa policromía y solucionar los problemas de conservación.
Rica fachada
Originariamente, el Maestro Mateo realizó una rica fachada para el pórtico que, primero, fue modificada a mediados del siglo XVI y, finalmente, sustituida en el siglo XVIII por la actual del Obradoiro. El trabajo del Maestro Mateo también incluyó la construcción del coro pétreo que se instaló en los cuatro primeros tramos de la nave central de la iglesia y que fue reemplazado a comienzos del siglo XVII por otro de madera. Ambos conjuntos estaban estrechamente relacionados, complementándose con su rica iconografía en la transmisión de un mensaje apocalíptico y de salvación. Distintas esculturas de estos conjuntos desaparecidos fueron reubicadas en la propia catedral, entregadas a diferentes instituciones y otras pasaron a colecciones privadas.
La muestra comienza con el documento de la concesión de la citada pensión vitalicia firmada por el rey Fernando II. Caballos del cortejo de los Reyes Magos (reutilizada como material de relleno en la escalinata del Obradoiro y recuperada en 1978, conservando restos de la policromía) y San Mateo son obras procedentes de las fachadas del trascoro y exterior, respectivamente, del coro de granito realizado por Mateo y su taller hacia el año 1200.
El resto de las obras expuestas proceden de la desaparecida fachada occidental, de entre las que destacan las esculturas de Salomón y David (que al desmantelar la fachada fueron colocadas en el pretil de la propia logia del Obradoiro, donde han permanecido hasta su reciente restauración in situ y posterior traslado para integrarse en la muestra) y la Estatua-columna masculina con cartela, una figura mutilada que fue encontrada a comienzos del pasado mes de octubre en el interior de la torre de las campanas de la catedral, donde había sido utilizada como material de relleno y que se presenta por primera vez al público en esta exposición.
También se incluyen otros elementos arquitectónicos que formaron parte de ella como el gran rosetón (obra reconstruida a partir de fragmentos hallados en 1961 que coronaba la portada central) y dos Dovelas con el castigo de la lujuria, que posiblemente se situaban en el arco del lado sur, cuya temática coincidía con la del arco correspondiente del Pórtico de la Gloria dedicado al Juicio Final.