José Pascual versiona y dirige esta obra de David Mamet, ensayista, novelista, autor teatral, guionista y director de cine estadounidense que estrenó bajo su dirección el 4 de diciembre de 1984 en el Teatro Rialto de Broadway.
En esta ocasión, la obra está interpretada por dos magníficas actrices. Por un lado, Magüi Mira, que interpreta a la anarquista encarcelada que da título al texto de Mamet, y, por otro, Ana Wagener es la funcionaria de prisiones, la encarnación de la burocracia y el poder que reprime la personalidad que teme y que, al tiempo, le resulta tan atractiva.
Duelo dialético
La trama de La anarquista se sitúa en una cárcel de mujeres donde una condenada a cadena perpetua por terrorismo se juega la libertad condicional en una entrevista con una funcionaria de prisiones. La obra enfrenta a un personaje encerrado, pero libre mentalmente, Cathy, una revolucionaria de los años 60, con un personaje que vive en libertad, pero prisionero mental de sus prejuicios y de su misión punitiva, Ann, la funcionaria que la interroga y que ha convertido su profesión en una obsesión. Incluso entre las paredes de esta cárcel, Cathy ha sido capaz de llevar una vida más rica que su guardiana, que se ha limitado a vigilarla obsesivamente.
Una reflexión sobre el poder y su verdadera naturaleza, así como sobre la utilidad o no de la cárcel para reprimir el crimen y cambiar al criminal. Pero, como afirma su director, José Pascual, La anarquista “no es una obra de tesis en ningún sentido. Esta sostenida por la fuerza de dos personajes: una mujer que intenta engañar a otra y una mujer que intenta descubrir el engaño”.
Sobre David Mamet
David Mamet (Chicago, 1947) ha escrito inolvidables guiones cinematográficos como El cartero siempre llama dos veces o Los intocables de Eliot Ness, además de firmar obras teatrales como Edmond y El criptogram (premiadas con el Obie), Noviembre, Matrimonio de Boston o El búfalo americano.
Formado en el Goddard College de Vermont y en la Neighborhood Playhouse School of Theater en Nueva York, se interesó por el teatro gracias a la influencia de su tío Henry, productor de radio y televisión.
Comenzó su carrera como actor y director antes de convertirse en un aclamado dramaturgo con tres piezas estrenadas en Broadway en 1976: The duck variations, Sexual Pervesity in Chicago y American Buffalo. A éstas siguieron The Woods (1977), Edmond (1982) y Glengarry Glen Ross (1984).