Valdés es uno de los artistas españoles con mayor recorrido internacional. Su carrera comenzó en la década de 1960, como uno de los fundadores del Equipo Crónica, y continuó en solitario a partir de 1981, desarrollando un estilo propio que despliega gracias a la apropiación y resignificación de obras tanto de los maestros antiguos como de los referentes artísticos del siglo XX.
En particular, a lo largo de los últimos 50 años revisita y actualiza formalmente los personajes velazqueños (reinas, infantas y meninas), así como otros iconos de grandes maestros de la historia del arte como las odaliscas de Matisse, lo cinético de Calder o lo geométrico del constructivismo.
La belleza de sus obras se ve reforzada gracias a su búsqueda constante de texturas menos formales que las bañan con nuevas policromías. Su recurrente frase «mi pintura sale de la escultura» es fácilmente comprensible al observar la destreza con la que combina distintos materiales para ambas disciplinas.
Allegro traslada al espectador a su universo creativo, en el que se puede contemplar un gran número de cabezas femeninas, que destacan por sus rostros de líneas sencillas. El predominio del color sobre la forma demuestra el talento y la facilidad con la que Valdés hace suyas tanto la figuración como la abstracción.
Sus esculturas, independientemente de su tamaño, están impregnadas de ligereza, que las hace flotar. La exposición ofrece una gran variedad de materiales, colores y formas que actúan a modo de tocados en las cabezas, siempre de forma simétrica. Tal es el caso de, entre otras, Cabeza con cristales verdes, Cabeza de Mariposas Azules, Círculos en Ámbar, Cabeza con Cerámica y Cabeza con Vidriera XXI.
Entre las esculturas también se encuentran algunas de sus figuras velazqueñas, como Reina Mariana o Menina. Cabe recordar que, como recuerda Javier Portús, jefe de Conservación de Pintura Española hasta 1800 del Museo Nacional del Prado, en el texto que ha escrito para esta muestra: «Valdés ha sido pionero en dar una entidad escultórica a los personajes femeninos de Velázquez».
La exposición se completa con una decena de cuadros de grandes dimensiones protagonizados, en su mayor parte, por cabezas femeninas. Con ellos, el espectador puede seguir disfrutando de la belleza que surge del uso de texturas informales y de los colores. Entre otros, Matisse en Verde, Dama con Abanico II y Retrato con Fondo Ocre.
Con ocasión de Allegro se ha instalado la escultura monumental Mariposas Blancas en la fuente de la entrada del Hotel Rosewood Villa Magna.
Damas y Caballeros
Intensa ha sido la visita a Madrid de Valdés, que reside en Nueva York desde hace 36 años. Además de su exposición en Opera Gallery ha presentado el libro-escultura Damas y Caballeros (ARTIKA, 2024). Su obra más íntima y personal combina escultura, grabado y collage, ofreciendo una mirada profunda a su universo artístico, donde se entrelazan las figuras de damas, caballeros, perfiles y cabezas.
Cada ejemplar incluye un libro de artista, con una selección de 53 grabados numerados y firmados de su colección personal, representativos de diversas series y épocas. Además, un libro de estudios competa la obra con una visión experta de su trayectoria de la mano de especialistas como el director del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, o de Kosme de Barañano, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Miguel Hernández.
Pero la singularidad de esta obra no se limita al papel; se extiende a la menina que acompaña cada ejemplar. Estas figuras, realizadas en resina, encapsulan la esencia de la obra. Valdés, conocido por su maestría en el modelado, imprime a cada pieza su sello personal y único mediante fracturas, grietas e incisiones, haciéndola única e irrepetible.
Damas y Caballeros cuenta con una edición limitada de 998 unidades firmadas por el propio autor [1].