Entre los años 2005 y 2008, Mantilla y Chaves realizaron diversos viajes por América Latina. En uno de ellos conocieron la Biblioteca del Centro de Estudios Teológicos de la Amazonia en la ciudad peruana de Iquitos. Años después, queriendo profundizar en las incongruencias que genera el choque entre selva y ciudad, llevaron a cabo una serie de visitas a dicha localidad con el fin de recopilar digitalmente documentos de la Biblioteca Amazónica, así como de la Biblioteca del Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana y otras fuentes de materiales impresos y bibliográficos de su interés. Esa labor dio pie a un trabajo titulado Un afán incómodo, que desarrolla una obra extensa a mitad de camino entre el relato y la investigación para jugar en el espacio dispar y distópico que se abre entre las fuentes iconográficas y sus contextos.
Continuando este trabajo, los artistas dan un paso más allá, poniendo especial énfasis en el desguace de las imágenes, despojándolas de todo sentido, reduciéndolas a su propia desnudez de signos, que alguna vez aludieron a un lugar concreto.
Comisariada por Virginia Torrente, El calor derrite los estilos no apunta tanto a una geografía concreta –la Amazonia–, ni alude a una floresta o a una ciudad determinada, sino que cuestiona las maneras en que esos lugares son construidos y posteriormente interpretados. En palabras de sus autores: “No pudiendo ni queriendo hablar por otros, renunciando a la etnografía y a la antropología, dejándonos llevar por la corriente de una metodología sin lógica, nos quedamos en un estrecho limbo donde practicar una especie de teoría anti-paisajística, para perdernos a propósito en la frondosidad del papel, las manchas y los signos. Unas pocas intuiciones, esperamos, tan lejos de la ingenuidad como del cinismo”.
Desde Lima
Gilda Mantilla (Los Ángeles, 1967) y Raimond Chaves (Bogotá, 1963) viven en Lima y trabajan juntos desde 2001. Mantilla y Chaves entienden su trabajo como una confrontación dialéctica con los contextos en los que se inscriben. Así se han enfocado en los procesos de representación e identificación que, imágenes mediante, permiten construir un territorio determinado: Dibujando América (2005-2009), Un afán incómodo (2010-2012), y Segunda naturaleza (2015-2016).
Han revisado críticamente el contexto social, político y cultural limeño, a partir de su peculiar circunstancia meteorológica –Observaciones sobre la ciudad de polvo (2009-2010)– o cruzando la deconstrucción de su memoria musical con el paisaje urbano –Polvosonoros (2012)–. Han leído irónicamente los discursos, “voces” e imaginarios de la escena artística limeña: Antes y después del futuro (2013-2015), o se han interrogado sobre las relaciones entre la institucionalidad artística y los ciudadanos: Gabinete de la curiosidad (2006-2015). En 2015, Mantilla y Chaves representaron al Perú en la 56 Bienal de Venecia, donde por primera vez el país tuvo pabellón propio, con la instalación Ruinas fuera de lugar.