Dibujando una revolución reúne desde sus famosos primeros dibujos en tinta y acuarela, en los que comienza a definir su particular imaginario, hasta los más recientes. Su obras se acompañan, en gran medida, de textos o citas que actúan como manifiestos o eslóganes para reflexionar sobre la sociedad contemporánea y sus problemas. En la exposición, el cuestionamiento social y político actual convive con su particular mundo de fábulas y complejas narraciones, donde la mascarada, la ironía, el disfraz y la caracterización de sus personajes remiten a un universo propio, un lugar repleto de vida y muerte, de música, de calma y violencia.
Desde sus primeros dibujos, realizados con su célebre gama de colores apagados, ocres y verdes, se define un imaginario en el que conviven figuras extraídas de cuentos populares, del mundo del cómic o de la televisión, que deambulan junto a soldados decimonónicos, terroristas del siglo XX, animales inventados, bailarines de ballet o cantantes de ópera.
El universo de Dzama está basado en multitud de referencias e influencias como Goya, Duchamp, el dadaísmo, Picabia o el Bosco. Como retrata Estrella de Diego en el catálogo que acompaña la muestra, la obra de Dzama, como el carnaval, representa “el último resquicio para mantenerse fuera del orden y sus restricciones; una ranura para la subversión”.
Aunque el artista canadiense se ha dado a conocer internacionalmente por ser un prolífico dibujante, en los últimos años ha ampliado su ámbito de trabajo a los dioramas, en los que traslada el plano del dibujo a la dimensión volumétrica; las esculturas enormes realizadas en aluminio y los vídeos en los que sus personajes cobran vida. Así, la muestra propone una inmersión en todo su universo a través de tres salas diferenciadas según las distintas técnicas utilizadas: Dibujos, Dioramas y Piezas escultóricas.