Los ensayos visuales de Ruido son trabajos de largo recorrido fruto de un complejo proceso de investigación. Para desarrollarlos utiliza lenguajes como material de archivo, formatos documentales y cinematográficos o videoarte, que combina a modo de collage. Sus obras son una invitación a repensar el poder de las imágenes y a reflexionar sobre la fuerza narrativa que se consigue al colocar una imagen junto a otra.
Para esta nueva exposición de Profundidad de campo, la comisaria Ana Ara ha seleccionado trabajos recientes de la artista como Mater amatísima. Imaginarios y discursos sobre la maternidad en tiempos de cambio (2017). En esta pieza, Ruido indaga sobre el lugar de la mujer en la sociedad neoliberal contemporánea, todavía caracterizada por las relaciones patriarcales y el apoyo a los valores familiares. La artista llama la atención sobre cómo la maternidad es vista como una experiencia rica, compleja y llena de expectativas, pero también como el acto que perpetúa la estabilidad del orden social.
Otra de las obras que recoge la muestra, ElectroClass (2011), ejemplifica otra de las temáticas que Ruido ha abordado en muchas de sus obras: el trabajo. En ella se toma como punto de partida el archivo de entrevistas de la ETB y como caso de estudio la ciudad de Bilbao para informar sobre los cambios en las condiciones del trabajo que se produjeron desde la llegada del capitalismo industrial hasta el momento actual, y en particular sobre sus principales consecuencias: la desaparición del concepto tradicional de la clase trabajadora y la transformación del tejido urbano.
El documental Lo que no puede ser visto debe ser mostrado (2010) es un ejemplo de la combinación de lenguajes audiovisuales que caracteriza la obra de la artista. A través de una serie de testimonios contemporáneos intercalados con escenas de películas de cine militante de la Transición prácticamente desconocidas lleva a cabo un estudio sobre el establecimiento de una memoria oficial y sobre el poder de las imágenes como instrumento político capaz de trasformar el imaginario colectivo.
Por último, la exposición presenta también una obra temprana, La voz humana (1998), una videoacción que surge como resultado de la grabación de una performance en la que el cuerpo y la voz de Ruido aparecen como únicas protagonistas y con la que se quiere incidir en la importancia de escuchar la voz propia de las mujeres y del lenguaje como herramienta política.
Profundidad de Campo tiene como objetivo ofrecer una visión en profundidad del trabajo de artistas que desarrollan su obra en formato vídeo, dialogan con el cine o proponen instalaciones con imágenes en movimiento. Con este programa internacional Matadero Madrid apuesta por el arte audiovisual contemporáneo generando un espacio estable para el mejor entendimiento del medio. El programa ocupa la Nave 0, la antigua cámara frigorífica de Matadero, y se complementa con un ciclo de cine comisariado por los propios artistas.
El 30 de marzo, a las 20.00 h, tendrá lugar un encuentro con la artista gallega en la Sala Plató de Cineteca Madrid en el que se proyectará Estado del malestar, su último trabajo. Además, Cineteca proyectará durante marzo y abril un ciclo de películas seleccionadas por Ruido: Romper el poder de los manipuladores, Nightcleaners, Jeanne Dielman, 23 Quai Du Commerce, 1080 Bruxelle y Riddles Of The Sphinx [1].
Artista, investigadora y productora
María Ruido es artista, investigadora y productora cultural. Desde 1998 viene desarrollando proyectos interdisciplinares sobre los imaginarios del trabajo en el capitalismo postfordista, y sobre la construcción de la memoria y sus relaciones con las formas narrativas de la historia. Actualmente es profesora en el Departamento de Imagen de la Universidad de Barcelona, y está implicada en diversos estudios sobre las políticas de la representación y sus relaciones contextuales.