El Centro Cultural Bancaja [1] (Valencia) presenta, en colaboración con Magnum Photos [2], la exposición Tentación-Es. Marilyn, que ofrece la oportunidad de adentrarse en el perfil profesional e íntimo de Marilyn Monroe (1926-1962), uno de los iconos más representativos delstar system estadounidense de los años cincuenta y sesenta, y uno de los prototipos de belleza más difundidos del siglo XX.
Comisariada por Fernando Castro, crítico de arte y profesor de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad Autónoma de Madrid, la muestra está integrada por una selección de 34 fotografías realizadas entre 1954 y 1960 por siete prestigiosos fotógrafos: Eve Arnold, Bruce Davidson, Elliot Erwin, Philippe Halsman, Erich Hartmann, Bob Henriques e Inge Morath, procedentes todas ellas de los fondos de la agencia internacional Magnum Photos.
Tentación-Es. Marilyn permite contemplar imágenes emblemáticas de Marilyn en los rodajes de películas como El príncipe y la corista, Vidas Rebeldes o La tentación vive arriba, además de otros personajes célebres de la época con los que la actriz compartió experiencias profesionales o personales: los actores Laurence Olivier, Montgomery Clift y Clark Gable; el productor de cine Frank E. Taylor; el director John Huston; o el escritor y marido de Marilyn durante esos años, Arthur Miller.
Situaciones muy diversas
El recorrido muestra una Marilyn captada por el objetivo fotográfico en situaciones muy diversas: su espalda desnuda en una silla de formas curvas; sus pasos de baile en el campo mientras rodaba Vidas Rebeldes; saltando con gesto inocente; entre sábanas blancas en la cama; peinándose frente al espejo; o con una risa contagiosa, entre otras muchas escenas. Junto a esto, la exposición incluye la proyección de una secuencia de la película Los caballeros las prefieren rubias, en la que Marilyn Monroe aparece cantando el conocido tema Diamonds are girl’s best friend.
Junto a las fotografías, el recorrido por la sala incluye una amplia selección de declaraciones de la actriz, extraídas fundamentalmente de My Story, las memorias que realizó en colaboración con el guionista estadounidense Ben Hecht. De este modo se ofrece un contrapunto emocional a las imágenes de la belleza de Marilyn y se introduce al espectador en la faceta más personal de la actriz, que, durante toda su carrera luchó por demostrar al gran público su versatilidad y su valía profesional, eclipsada por su imagen de mito erótico proyectada por los medios de comunicación y la industria del cine del momento.