Navegando por la red, Abad descubrió en 2003 el primer teléfono móvil con cámara integrada y conexión a Internet, dos elementos que acortaban el tiempo que transcurre entre la creación de una idea y su puesta en circulación, «pensé que al eliminar los mediadores podía servir para que determinados grupos en riesgo de exclusión pudiesen expresarse libremente e incluso contrarrestar la imagen peyorativa que muchos medios de comunicación proyectan sobre ellos», afirma el artista catalán.

Esto se materializó en el proyecto megafone.net, pionero en la exploración de posibles usos sociales y comunicativos de las tecnologías móviles desde que se generalizó su uso en la década de los 90. En 2004, los taxistas mexicanos fueron los primeros que, mediante el uso de teléfonos móviles, registraron mensajes de audio, vídeo, texto y foto, y los publicaron de manera instantánea en la web.

Tras ellos llegaron otros grupos en ciudades como Lérida, Ginebra, São Paulo, Tinduf (Argelia), Montreal o Manizales (Colombia), León, Madrid, Costa Rica, Barcelona o Nueva York. 13 colectivos que, a pesar de estar separados geográficamente, «tienen muchas cosas en común, como la discriminación que sufren o un componente de movilidad», explica Abad.

Amplificar sus voces

Los participantes transforman estos dispositivos en megáfonos digitales capaces de amplificar sus voces individuales y colectivas, a menudo ignoradas o desfiguradas por los medios de comunicación. Para ello, «se reunían semanalmente en centros de arte o espacios culturales con Antoni Abad para poder definir cuáles eran los contenidos que querían publicar en la red», relata Ros Parés, comisario de la muestra. La intención no era «ser una red social al uso (de hecho por aquel entonces apenas existían), con millones de usuarios, sino con personas que se conocen y se reúnen alrededor de una mesa de trabajo», confirma el artista.

Organizada por Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA) y coproducida con Matadero Madrid, en colaboración con el Laboratorio Arte Alameda y el Centro Cultural de España en México, México DF, y la Pinacoteca de São Paulo, la muestra reúne documentación extensa sobre las 13 propuestas desarrolladas en esta primera década de actividad, presentada como una instalación audiovisual e interactiva.

El material que se expone incluyen proyecciones aleatorias de las publicaciones de los participantes; quioscos táctiles de consulta de la web de cada uno de los proyectos; retratos de las personas y colectivos implicados; y tres documentales, realizados por Glòria Martí, que recogen los testimonios de cada proyecto.