Con ambas muestras, el Instituto abre su “semana grande”, que tiene tres grandes protagonistas: Miguel de Cervantes, Max Aub y Eduardo Mendoza (quien este jueves recoge el Premio Cervantes 2016). Los tres, unidos por “un hilo conductor: la vigencia de los clásicos”, destaca Juan Manuel Bonet, director de la institución.
Retorno a Max Aub ofrece un recorrido por la vida y obra creativa del novelista, poeta, cuentista, antólogo, ensayista, crítico y hasta falso pintor. Para Bonet, Max Aub es “un escritor absolutamente imprescindible y fundamental”, un “eterno judío errante” a quien el Instituto recuerda ahora a través de más de 120 obras.
Se trata de un proyecto “surgido en las últimas semanas” a raíz de la polémica por la pretensión de eliminar el nombre de Max Aub de un espacio cultural madrileño. Aunque parecía condenado al olvido, después de “unos debates municipales espesos” y “una feliz rectificación”, su nombre se ha recuperado. “Sí, hacen falta los nombres y tener memoria de los grandes”, sentencia Bonet.
Se exhiben en la sede central del Cervantes 47 publicaciones y revistas, 30 documentos originales (cartas, pasaportes, agendas, manuscritos, etc.), 27 obras plásticas (entre ellas, de Vicente Rojo y José Moreno Villa) y carteles tipográficos, y 20 fotografías del álbum personal de Aub, un “español adoptivo ferviente” que siempre escribió en nuestra lengua pese a su origen alemán.
Además se proyecta Sierra de Teruel, película francoespañola (1938-1939) de André Malraux en la que Max Aub, comprometido con la República, colaboró activamente. Después de Madrid, la exposición viajará a diversos centros del Instituto en el extranjero.
El comisario es el poeta y crítico literario Juan Marqués, para quien esta completa muestra tiene una clara vocación pedagógica: que la obra de Aub sea conocida por la “gente normal”.
Novela de aventuras
En cuanto al gabinete bibliográfico Viaje alrededor del Persiles [1], es un homenaje a Cervantes y a su libro póstumo Los trabajos de Persiles y Sigismunda, que terminó poco antes de morir y no llegó a ver publicada. En el cuarto centenario de su aparición en 1617, el Instituto acerca al público esta novela de aventuras que cierra la producción cervantina.
Para el catedrático José Manuel Lucía Megías, presidente de honor de la Asociación de Cervantistas, es un homenaje a la escritura, a Cervantes y al sueño del autor, que “creía que el Persiles le daría la fama, sin saber que ya la tenía con el Quijote”.
El gabinete bibliográfico rememora el largo y proceloso viaje de los príncipes Persiles y Sigismunda desde el norte de Europa hasta Roma, donde sellan su unión definitiva. Se exhiben las más notables ediciones españolas de la obra (incluido un facsímil de la cubierta de la primera edición procedente de la Biblioteca Nacional de España), traducciones a distintos idiomas y algunos de los principales estudios críticos, entre ellos Con Cervantes, de Azorín, quien rehabilitó una obra hasta entonces minusvalorada. Además de los 39 libros, hay otros materiales y un audiovisual elaborado por el Instituto Cervantes.
La Semana Cervantina [2] ofrece otras muchas actividades hasta el domingo: conferencias, conciertos, películas y días de puertas abiertas en Madrid y en Alcalá de Henares.
Cuatro etapas
El recorrido panorámico por la multifacética obra de Max Aub incluye un repaso a su trayectoria, marcada por la Guerra Civil, y se organiza en cuatro secciones cronológicas:
Primeros años, primeros libros (1903-1936). Desde su nacimiento en París de padre alemán y madre francesa y el traslado de su familia en 1914 a vivir a Valencia, hasta el levantamiento franquista.
Campo de sangre (1936-1942). Su vida durante la contienda y la primera posguerra en Francia, donde fue agregado cultural de la Embajada de España y coordinó el Pabellón de España en la Exposición Internacional de París de 1937 (para la cual tramitó el encargo del Guernica a Picasso); la condena en campos de concentración franceses y argelinos por ser “comunista” y su marcha desde Argelia a México, donde fue acogido.
En el otro costado (1942-1968). Los fecundos años de exilio en México, donde escribió y publicó con libertad novelas decisivas (Las buenas intenciones, La calle de Valverde…), así como muchos cuentos y obras teatrales.
Regreso(s) a España. Campo abierto (1968-1972). Recorrido por su última etapa, que comprende sus dos regresos a la España de la dictadura: en 1969 con motivo del encargo de un libro sobre Luis Buñuel, y en 1972, poco antes de morir. Falleció y fue enterrado en México. Su epitafio reza «Digo, mintiendo: Hice lo que pude».
En definitiva, la muestra es un reconocimiento al autor de La gallina ciega, ágil prosista de vanguardia en los años veinte, genial inventor de ficciones (creó el personaje de Jusep Torres Campalans, un pintor cubista que nunca existió) y amigo de artistas, muchos del exilio, como Josep Renau o Ramón Gaya.
- Retorno a Max Aub (hasta el 21 de mayo) y Viaje alrededor del Persiles (hasta el 17 de julio).