El equipo del MPM «lamenta profundamente no poder llevar a término este proyecto expositivo en línea con las anteriores exposiciones dedicadas a creadoras como Hilma af Klimt o Louise Bourgoise, más cuando además de ofrecer una visión panorámica de la trayectoria excepcional de esta artista se adelantaba a las dos grandes retrospectivas que próximamente tendrán lugar en el Kunstmuseum Bern (Berna) y en The Museum of Modern Art (Nueva York)».
La muestra iba a ofrecer un recorrido por la diversa obra de la artista suiza que logró integrarse en el movimiento surrealista, ganando un indiscutible papel relevante en el arte europeo del siglo XX. Después de 30 años, ésta iba a ser su primera retrospectiva en España, con obras que abarcaban casi medio siglo de su actividad artística y todos sus periodos de trabajo.
Evitar un estilo
Ya durante sus primeros años en Suiza, estimulada por Carl Gustav Jung, Meret Oppenheim (1913-1985) describía e ilustraba sus sueños, fuente de inspiración a lo largo de toda su vida. Llegó a París con apenas veinte años, en donde pronto desarrolló su personal lenguaje de referencias a mitos y sueños, fuentes literarias, el psicoanálisis de Jung o los estereotipos de género.
En la ciudad del Sena encuentra su lugar, manteniendo su originalidad, sensibilidad y libertad creativa entre los principales vanguardistas de la época: Max Ernst, Alberto Giacometti, André Bretón o Jean Arp, entre otros. Un entorno bohemio en el que formó parte integrante del grupo de los surrealistas, para quienes se convirtió en una inspiración pues idealizaron en ella a la mujer infinitamente sensual y creativa.
Como musa y modelo inspiró, entre otros, a Man Ray, para quien posó en 1936 en varios de sus desnudos más conocidos. Sin embargo, su independencia sexual, su libertad creativa y su voluntad de evitar crear un estilo, le llevó a establecer distancia con los surrealistas, grupo que abandonó en 1937, cuando regresa a Suiza.
En los años 40 de la posguerra, abiertamente vulnerable durante una larga y profunda crisis, su productividad decae, experimentando ocasionalmente con el lenguaje de abstracción. Su actividad creativa renace con fuerza en 1954, cuando alquila de nuevo un estudio e inicia una serie de colaboraciones con artistas como Daniel Spoerri, como diseñadora de vestuario y máscara en producciones teatrales, manteniéndose artísticamente activa hasta su fallecimiento en 1985.
Comisariada por Thomas Levy, José Lebrero e Inmaculada Abolafio, este proyecto expositivo respondía a la voluntad del Picasso Málaga de dar visibilidad a artistas femeninas representativas del siglo XX, como Sophie Tauber Arp [1], Hilma af Klimt [2] o Louise Bourgeois [3], o a través de exposiciones como Mujeres Surrealistas. Somos plenamente libres [4].
Más de cien obras
La exposición iba a dar cuenta de la diversidad y amplitud de su trabajo mediante más de cien obras, entre pintura, escultura, dibujo, grabado diseño de moda, joyería y mobiliario, ready mades, fotografías y documentación que testimoniarían sus incursiones en el teatro, cine o la poesía. Se complementaba, además, con un selecto grupo de obras de artistas cercanos a ella: Jean Arp, André Bretón, Marcel Duchamp, Max Ernst, Leonora Fini, Alberto Giacometti, Man Ray, Dora Maar, René Magritte, Dieter Roth, Jean Tinguely, Daniel Spoerri y VALIE EXPORT.