A través de una selección de 137 piezas, entre pinturas, dibujos, estampas, libros, medallas, piezas de artes decorativas y esculturas, Metapintura continúa con la tradición que el Prado comenzó en 2010 con Rubens y que continuó con Belleza cerrada (2013). «Son exposiciones nutridas con las colecciones del propio museo a las que se agregan obras de otras instituciones y que suponen una reflexión del Prado sobre sí mismo», destaca Portús.
Pero al contrario que las anteriores, Metapintura es una muestra «doblemente introspectiva» porque no sólo invita al espectador a visitar las obras ya conocidas en otro contexto, «sino también por el tema que recoge: las ocasiones en las que los pintores se miran en el espejo. Y de esa mirada salen autorretratos pero también obras que reflejan problemas artísticos. Nos hablan de los usos de las imágenes, del sistema de las artes, es decir, de los artistas y de su público, sus clientes, los críticos…».
La exposición propone un viaje que comienza en el Renacimiento, con los relatos mitológicos y religiosos sobre los orígenes de la actividad artística en los albores de la Edad Moderna y finaliza en 1819 con la creación del Museo del Prado, con lo que se conmemora el 197 aniversario de esta institución. En palabras de Portús, esta fecha final «marca un antes y un después en la relación de los artistas, el público y el arte. A partir de la creación del museo, desde el punto de vista del sistema de las artes, entramos ya en la época contemporánea».
Arte, artista y sociedad
Metapintura pretende hacer reflexionar al visitante sobre dos fenómenos complementarios. Por un lado, el hecho de que durante los siglos XVI, XVII y XVIII no existía una concepción de la historia en términos nacionales sino un concepto mucho más amplio de la idea del arte, un lenguaje universal que no conocía fronteras. Prueba de ello son las obras de pintores españoles, italianos y flamencos en las que se rinde tributo explícito a Tiziano. Por otro lado, a través de la presencia de Jovellanos y de los primeros escritos españoles modernos sobre historia del arte, el visitante podrá entender cómo a finales del siglo XVIII nace una concepción moderna de la historia del arte ligada a la historia nacional.
El recorrido planteado se contextualiza en las Colecciones Reales y el arte español, dos términos inseparables ya que el desarrollo del arte español estuvo íntimamente condicionado por la existencia de las colecciones reales. Y se divide en quince etapas que hablan de la relación entre el arte, el artista y la sociedad, y cada una de las cuales aborda un asunto específico: los poderes atribuidos a la imagen religiosa, el papel desempeñado por el cuadro dentro del cuadro, el intento de los artistas por romper el espacio pictórico y prorrogarlo hacia el del espectador, los orígenes y el funcionamiento de la idea de tradición artística, los retratos y autorretratos de artistas, los lugares de la creación o del coleccionismo artístico, el origen del concepto moderno de la historia del arte, la subjetividad que irrumpe en los autorretratos desde la Ilustración o la importancia que en el debate artístico moderno tuvieron los conceptos de amor, muerte y fama.
Un itinerario, muy variado desde el punto de vista material, ya que incluye pinturas, dibujos, estampas, libros, medallas, piezas de artes decorativas y esculturas, de las cuales 22 han sido prestadas por 18 museos y coleccionistas diferentes como la Fundación Casa de Alba, la National Gallery de Londres, el Museo de Bellas Artes de Sevilla, el Banco de España o el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Homenaje a Cervantes
Con esta exposición el Museo del Prado también rinde homenaje a Cervantes en el cuarto centenario de su muerte, ya que reserva un espacio al Quijote, como hito universal de la literatura autorreferencial, poniéndolo en relación con Las meninas. Como afirma Portús, «El Quijote es una novela sobre la novela. Es una obra en la que su autor hace continuas alusiones a esa condición de novela y a problemas de carácter literario. Las meninas es el equivalente al Quijote desde muchos puntos de vista. Lo es desde el punto de vista del lugar que ocupa en la cultura española y lo es también en la medida en que es una pintura sobre la pintura. Entre otras cosas, en esta obra se nos está hablando acerca de Valázquez, acerca del papel que ocupa éste y la pintura dentro de la corte y acerca de la naturaleza del arte de la pintura».
Las meninas permanecerá en la sala 12 del edificio Villanueva, donde se expone habitualmente, pero está presente en la exposición a través de una reproducción actual de un fragmento del grafoscopio de Laurent frente a primeras ediciones de las dos partes del Quijote, para recordar al visitante que dos de las obras maestras del Siglo de Oro en España son puntos de referencia para la historia de la metaficción.
Programa de actividades
La exposición se completa con una publicación que recoge y estudia el material visual vinculado al arte en España, a través del cual sus autores han realizado una reflexión explícita sobre sí mismos, sus inquietudes, las reglas que rigen su arte, los usos vinculados a su actividad, o la «vida» de las imágenes. Un «imaginario» extraordinariamente rico y variado, cuyo análisis es el objeto último de esta publicación, en la que se busca identificar los principales relatos, imágenes y tópicos a través de los cuales se ha articulado la relación entre las personas y el «arte» en España desde los inicios del Renacimiento hasta la creación del Prado en 1819.
Además, el Museo ha organizado un programa específico de actividades en torno a la muestra para facilitar al público su recorrido por la sala. Al habitual ciclo de conferencias, que comienza el 16 de noviembre a las 18.30 h con una intervención de Javier Portús, se ha preparado Claves, charlas didácticas sobre la exposición que facilitan al público la visita autónoma a la misma, proporcionándole las claves esenciales para apreciar y comprender mejor las obras que forman parte de la muestra.