Unos cien espacios abren sus puertas en cada edición de este festival [1]; desde los edificios más clásicos e históricos pasando por la arquitectura contemporánea hasta algunos de los estudios de arquitectura más reconocidos, donde el público podrá conocer de primera mano las ultimas novedades y cómo es el proceso de desarrollo de los edificios que nos rodean. Una oportunidad de vivir la arquitectura y la ciudad a través de visitas guiadas que ayudarán entender el valor de cada espacio y experimentar la singularidad de edificios habitualmente inaccesibles al público.
Todo ello complementado con una serie de actividades trasversales que se extienden más allá del propio fin de semana, como exposiciones o un congreso anual que reúne a cientos de profesionales para debatir en torno al futuro de las ciudades.
Sobre Fisac
Miguel Fisac Serna (Daimiel, 1913 – Madrid, 2006), con su personalidad audaz e innovadora, fue el exponente clave de la arquitectura española en los años de la posguerra. Se matriculó en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, y tras unos agitados estudios marcados por la guerra, en 1942 se titula con la obtención del premio fin de carrera de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Fisac fue una figura disconforme con la arquitectura de su tiempo; rechazaba el racionalismo de los maestros, no percibiendo en sus obras la respuesta arquitectónica a la necesidad humana y a las exigencias técnicas. Siempre estuvo interesado por la arquitectura vernácula. Además se inspiraba en el organicismo nórdico de la obra de Gunnar Asplund que, junto a Frank Lloyd Wright, influirá su concepto de arquitectura.
Su primer encargo fue comisionado por el CSIC; transformó el antiguo auditorio de la madrileña “Colina de los Chopos” en la Capilla del Espíritu Santo. A este le siguieron otros proyectos para el mismo organismo, en los que adquirió experiencia en el oficio.
En su carrera proyectó numerosas obras religiosas. Su producción eclesial destaca por la interpretación poética en las formas y en el uso de la luz. Conocido es su dinamismo espacial, con muros curvos, convergentes y superficies tensadas.
La Parroquia de Santa Ana en Madrid (1965) se considera uno de los proyectos más importantes. Construida en hormigón visto, manifiesta una atmósfera de humilde sencillez.
Su estilo arquitectónico evolucionó en relación con los nuevos materiales de la época. Del clasicismo abstracto al ladrillo, hasta el uso exclusivo del hormigón. Fisac investigó mucho sobre este material y patentó sus “vigas-hueso”. Piezas prefabricadas de hormigón pretensado que permitían obtener grandes luces y controlar la iluminación. En 1960 fueron utilizadas por primera vez, en la construcción del Centro de Estudios Hidrográficos de Madrid.
Más adelante experimentó varias técnicas para dar textura al hormigón, incluyendo en su obra un carácter más emocional. Su insatisfacción con los límites del encofrado tradicional de madera le llevó a patentar en 1973 una solución innovadora para la época: el “encofrado flexible”, que pudo llevar a la práctica en el Centro de Rehabilitación Mupag (Madrid) y en muchas otras obras posteriores.
Su actividad no se reducía solo al campo de la construcción, sino que su temperamento inconformista e innovador lo llevó a escribir artículos, libros, y diseñar muebles.
Todas estas actividades culminan con la obtención en 1994 de la Medalla de Oro de la Arquitectura, y tres años después del Premio Antonio Camuñas. En 2002 recibió el Premio Nacional de Arquitectura.
Miguel Fisac construyó más de 350 proyectos, entre ellos, la “Pagoda” en Madrid, que desgraciadamente fue derribada en 1999. Por el contrario, muchas de sus obras están protegidas y catalogadas. Algunos ejemplos son la Iglesia de Pumarejo de Tera (Zamora), la Iglesia del Colegio Apostólico de los Padres Dominicos (Valladolid), y en Madrid obras como el Centro parroquial de Santa María Magdalena (1966) o el Edificio IBM (1967).
Este año la Comunidad de Madrid acaba de incoar el expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) el Conjunto del Teologado de San Pedro Mártir. Por su peculiaridad arquitectónica entra en el catálogo de edificios contemporáneos de la región.
Desde 2006, el Colegio de Arquitectos de Ciudad Real gestiona la Fundación Fisac que se encarga tanto de catalogar toda la documentación, como de promover y salvaguardar la obra del arquitecto, urbanista y pintor español.