Moisès Villèlia [1] (Barcelona, 1928-1994) es un escultor con un lenguaje poético reconocible a primera vista. Pronto, allá por 1956, descubrió un material que se convirtió en esencial para su obra: la caña del bambú, que le permitió, en palabras de su hijo,»hallar la fórmula idónea para sintetizar naturaleza y cultura».
Sólo el bambú le permitió formas sorprendentes como las que muestra la exposición. Es este material peculiar y grácil el que reina en la galería. Las esculturas móviles y estáticas conforman un pequeño jardín fantasioso de los que tanto le gustaban al artista.
Sorprendentes piezas concebidas al margen de la tradición y dominadas por el empeño de hacer participar al espectador del sentido lúdico de la obra de arte.
En su faceta de poeta, Villèlia dedicó este poema a su material preferido:
Las cañas son cortadas cada año.
Su verdadera vida, es interior.
Desarrollo de su raíz tubérculo.
Yo, en todo esto, no altero nada.
Ni las cañas ni el paisaje.
Soy como un raro aprendiz-barbero
que se interesa por el vacío
de estos PELOS-VERDES.
Lo que queda de mis manipulaciones,
son simples dibujos.
Como lo son todas las ideas.
No tengo que dar explicación de mis actos.
Solamente decir:
Los «escultores» que no se metan conmigo.