Mori el Merma fue un espectáculo de la compañía Teatre de la Claca cuyos decorados, máscaras y grandes títeres fueron diseñados y pintados por Miró, que colaboró durante varios meses en el diseño de los personajes, construidos en tela y gomaespuma y pintados en el propio taller de La Claca. Todo el proceso de esta aventura fue recogido por el objetivo de Francesc Catalá-Roca.
Tras meses de ensayos, la obra se estrenó en 1978, primero en el Teatro Principal de Palma de Mallorca y después en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. El éxito fue rotundo. Esta troupe caótica y anarquista era la imagen de un país nuevo que había acabado por fin con la dictadura. En los primeros dos años, desde 1978 a 1980, Mori el Merma se representó por toda Europa: en el Centro Pompidou de París, en los Riverside Studios de Londres, en la Fondation Maeght de Saint Paul de Vence o en la Sala Olympia de Madrid.
Ubu, el dictador
La importancia de Mori el Merma en la producción de Miró es capital: no se trata de una más de sus incursiones en la escena teatral, un aspecto artístico por el que sentía auténtica pasión. Es la representación del personaje de Ubu ideado por Alfred Jarry, paradigma de todos los dictadores del siglo XX, el tirano vulgar y sangriento que encarna la corrupción y el despotismo y que Miró asociaba al general Franco.
El artista concebía al dictador como la encarnación de las tinieblas, la mano de hierro de la España más negra, la fuerza siniestra que sembraba de sal los territorios donde había de crecer la libertad. El personaje de Ubu, que Miró desarrolla plásticamente a través de una serie de dibujos y de tres carpetas de litografías, sube a escena en esta obra recogiendo así su ideario político, transversalmente bañado de surrealismo.
Años después
La historia posterior de estos muñecos es complicada pero apasionante. Cuando en 1980, La Claca desmontó la obra para acometer una nueva etapa, Miró accedió a que se vendieran los decorados iniciales, parte de los cuales fueron depositados en la Fundación Miró de Barcelona [1] y otra parte, gracias a las gestiones del artista alicantino Eusebio Sempere, se adquirieron por la Diputación de Alicante con el propósito de completar la Colección Arte Siglo XX.
Mientras tanto, los decorados fueron expuestos en 1980 en el Museo de la Asegurada, no sin fricciones entre el artista y el Ayuntamiento. Después de 14 meses de exposición fueron desmontados y almacenados en cestos de mimbre que se retiraron en 1988 por la Diputación, donde se conservaron desde entonces. Nunca más volvieron a exponerse.
Para llevar a cabo esta muestra ha sido necesario restaurar los muñecos, máscaras y material escénico, un trabajo que ha sido realizado por el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración.