La interpretación de ambos, alabada por la crítica, adquiere en este montaje un significado especial, ya que Claus Guth refuerza en su puesta en escena el macabro vínculo de los dos personajes, cuya complicidad y piedad aportan, quizá, los únicos momentos tiernos y compasivos de la producción.
La trama transcurre en un bosque de abetos muy versátil, diseñado por el escenógrafo Christian Schmidt, donde se van sucediendo los distintos cuadros de la ópera, distorsionados por la agonía de Don Giovanni, que se desangra lentamente desde la primera a la última escena. Herido por el Comendador al inicio, en el paroxismo de la muerte desfilan por su cabeza los perversos juegos de seducción que han llenado su vida trepidante, caminando hacía la enajenación y la muerte sin abandonar nunca su espíritu impetuoso, lúbrico y blasfemo.
Ayudado por Leporello, el amigo yonqui y compinche que lo acompaña en el doloroso trance, Don Giovanni mezcla los recuerdos vívidos alentados por su afán hedonista con las visiones borrosas que preceden la muerte. Escondido en los recovecos de un bosque siempre cómplice, sabiamente iluminado por Olaf Winter, la floresta refleja el drama de los personajes en un juego de claroscuros que enlaza el universo barroco del libertino de Tirso de Molina con el mundo turbio de los depravados sexuales del siglo XXI.
Elencos de prestigio
Dos elencos encarnan los personajes de Don Giovanni, dirigidos con pericia y hondura por Claus Guth, que ya dejó su impronta en tres producciones en el Real: Parsifal (15/16), Rodelinda (16/17) y Lucio Silla (17/18).
Los barítonos Christopher Maltman y Adrian Eröd (Don Giovanni), los bajo-barítonos Erwin Schrott y Marko Mimica (Leporello), las sopranos Anett Fritsch y Federica Lombardi (Donna Elvira), los tenores Mauro Peter y Airam Hernández (Don Ottavio), las sopranos Brenda Rae, Adela Zaharia y María José Moreno (Donna Anna), y también Louise Alder y Marina Monzó (Zerlina), así como los bajos Krzysztof Baczyk y Cody Quattlebaum (Masetto), y Tobias Kehrer y Goran Juric (El Comendador), se alternarán en las funciones programadas, siempre bajo la dirección de Ivor Bolton, que dirigirá su quinto título de Mozart en el Real al frente de su Coro y Orquesta Titulares.
La producción que llega ahora al Real se ofrece en un período marcado por la normativa sanitaria. El director de escena ha modificado varios detalles y el Coro Titular del Teatro Real actuará con unas mascarillas diseñadas especialmente para cantantes. Las funciones tendrán un aforo máximo del 65% (frente al 75% autorizado) y habrá una butaca vacía interpuesta entre uno o dos asientos de la sala.
Las funciones de Don Giovanni cuentan con el patrocinio de ENDESA.
Dramma giocoso en dos actos
Como destaca Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, Claus Guth presenta la ópera de Mozart como un juego cruel de un alma desesperada que ha optado por vivir el amor sin condiciones y lejos de las categorías morales tradicionales, y que paga las consecuencias con una agonía –la ópera misma– que es una síntesis de su vida. Para Guth, su atractivo proviene de su «radical lujuria por la vida, de su capacidad de vivir conscientemente cada instante con la máxima intensidad». Al final, la pregunta que lanza la obra es: “¿Qué hacemos con nuestra vida? ¿Nos conformamos o nos subordinamos? ¿Rompemos con todo, nos amoldamos o cortamos los lazos?».
Finalmente, concluye Matabosch, «después de los escarceos del personaje con el desparpajo del género giocoso, el materialismo, el nihilismo, la bufonería y la joie de vivre del Settecento, el que propone Guth reivindica sus orígenes: en su puesta en escena nos encontramos nuevamente con la esencia de aquel gran personaje de la Contrarreforma que en 1630 recreó Tirso de Molina y que, adoptado por todas las épocas para expresar sus propias contradicciones, sigue siendo el mito más universal del teatro español».
– Música de Wolfgang Amadeus Mozart.
– Libreto de Lorenzo Da Ponte, basado en El burlador de Sevilla (1616) de Tirso de Molina y en el libreto de Giovanni Bertati para la ópera Don Giovanni Tenorio o sia il convitato di pietra (1787).
– Estrenada en el Teatro Nacional de Praga el 29 de octubre de 1787.
– Estrenada en el Teatro Real el 20 de abril de 1864. Se presentará por cuarta vez desde la reinauguración del Real: en junio de 1999 con Daniel Barenboim y Thomas Langhoff; en octubre de 2005 con Víctor Pablo Pérez y Lluis Pasqual; y en abril de 2013, con Alejo Pérez y Dmitri Tcherniakov.