Esta muestra está dedicada a Van der Weyden con motivo de la restauración de ‘El Calvario‘ [1] de El Escorial, una de las grandes obras de la colección de pintura flamenca atesorada por Felipe II, y que se exhibe por primera vez junto al ‘El Descendimiento de la Cruz’ y la ‘Virgen de Durán’.
A estas obras se unen otras del pintor flamenco como el Retablo de los Siete Sacramentos de Amberes o el célebre Tríptico de Miraflores, procedente de la Cartuja de Miraflores y hoy en el Museo de Berlín, lo que suma casi una veintena de piezas que permiten apreciar diversos aspectos de la creación artística de Van der Weyden, fundamentales como la fuerte relación de sus obras con la escultura, la gran influencia posterior que tuvo su arte y su repercusión en España.
Comisariada por el investigador Lorne Campbell, la muestra plantea la posibilidad de contemplar el mismo asunto iconográfico del Calvario en otras obras del artista vinculadas a su taller. Además destaca la relevancia de los mecenas y coleccionistas contemporáneos del artista que estimaron sus creaciones. La exposición recoge así retratos de Felipe el Bueno y de su hijo Carlos el Temerario, que aparecen en un manuscrito florentino de tema histórico y que copia originales de Van der Weyden. Isabel de Portugal, esposa y madre de estos dos duques de Borgoña, fue también una importante mecenas del artista flamenco, como revela el retrato encargado al pintor.
En España
El fuerte impacto de las creaciones de Rogier van der Weyden en España también tiene un lugar destacado en la muestra, visible en la obra del portugués Nuno Gonçalves y especialmente a través de las composiciones del escultor flamenco Egas Cueman, de quien se presentan diversos dibujos para un sepulcro inspirados claramente en composiciones del artista.
Cueman es también el autor de la excepcional escultura funeraria de Lope de Barrientos, confesor de Juan II de Castilla y obispo de Ávila, Segovia y Cuenca, la pieza en la que este artista mejor expresó su dominio técnico en el tratamiento de un material tan frágil como el alabastro, convirtiéndola en una de las joyas de la estética de Van der Weyden en la Castilla del siglo XV.
El proyecto de restauración de soporte y pintura de el Calvario de Rogier van der Weyden ha sido realizado en el Taller de Restauración del Prado, bajo la dirección técnica conjunta de Patrimonio Nacional y la colaboración de la Fundación Iberdrola. Esta obra se conserva oficialmente documentada desde 1574 en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y es una de las escasas pinturas del artista flamenco autentificada documentalmente desde que fue donada por el propio Van der Weyden a la Cartuja de Scheut en Bruselas. A lo largo de sus 500 años de vida, la obra ha sufrido diferentes intervenciones que le habían influido tanto a nivel estético como en la conservación del soporte y la capa pictórica. Para devolver a la obra su calidad, garantizar su futura conservación y recuperar la intención del artista oculta bajo capas de materiales envejecidos y aditamentos, en mayo de 2011 se llegó a un acuerdo para restaurarla. Los trabajos de documentación técnica junto a las labores de restauración del soporte y de la superficie pictórica del Calvario han devuelto a la obra su estado original, permitiendo confirmar la autoría del pintor flamenco y concretar su datación en un período comprendido entre 1457 y 1464. La nueva imagen radiográfica y la reflectología de infrarrojos indican que fue una obra muy pensada, sin grandes cambios de composición, y con un dibujo subyacente extremadamente cuidado.Una obra muy pensada