Este proyecto artístico se expone en dos vitrinas. Cada una de ellas incluye dos fotografías (un retrato y un tronco invertido que semeja unas piernas) y una piedra, excepto en una de las vitrinas en donde el retrato ha sido sustituido por un espejo. La muestra pretende reflexionar sobre los cuerpos y las presiones que se ejercen sobre ellos.
En un tiempo en donde la biopolítica controla los cuerpos e impone restricciones, podas y marcas para ejercer una disciplina de los cuerpos, se muestra este trabajo con fotografías de personas que poseen una mirada plana, establecida metafóricamente por el peso de la piedra, simbolizando la tradición y todos los elementos que nos constriñen.
Un peso que es sostenido desde dentro y desde fuera, que elimina los matices propios de la visión tridimensional, miradas que se establecen en función de la posición en la que se disponen frente a una misma realidad. «Para ello se utiliza el símil del espejo al que me acerco y miro, sintiendo el entorno y la piedra pesando sobre mi reflejo», explica Flor Fernández.