Libuše Niklová creó los juguetes de plástico más queridos por los niños checos en los años 60 y el primero en testarlos en casa era su hijo Petr Nikl. Hoy, esos juguetes son todo un símbolo del diseño de la época y su hijo, convertido en escritor de éxito, pintor, fotógrafo, músico y escenógrafo, es uno de los artistas más reconocidos de su país.

Nikl ideó la exposición junto a Jiří Wald, Radana Waldova y otros artistas. El minipiano más estrecho del mundo, calidoscopios, mesas magnéticas, zootropos, xilófonos y arpas inventadas son algunas de las piezas con las que el público puede interactuar.

Mostrada por primera vez en París en 2006, más de tres millones de personas la han visitado desde entonces y han podido comprobar cómo la interactividad y la espontaneidad forman parte de un lenguaje universal que todos poseemos. Cada una de las obras se presenta como un instrumento donde los movimientos cinéticos, la luz, las sombras y los sonidos son elementos con los que el visitante puede experimentar.

Las piezas se instalan siempre de forma diferente en cada ciudad, dependiendo del espacio de exposición, creando cada vez un conjunto artístico único. Y la muestra, cuyos instrumentos cobran vida solo después de que el espectador participe, se convierte en un espacio vivo para el juego adquiriendo otra extraordinaria dimensión.

Como describe Petr Nikl, “Orbis Pictus desarrolla el legado de Comenio y de todos aquellos que creen en el poder del deseo creativo en el conocimiento. El proyecto se concibe como un viaje, durante el cual los visitantes, tanto adultos como jóvenes, ponen en funcionamiento componentes móviles, visuales y de audio, tomando conciencia de su interacción y su participación como autores”.